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Opinión

Susana Díaz… El verdugo

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Opinión. "Qué mecanismo psicológico tan raro, y tan común, el que provoca el sentimiento de culpa y de pudor en la víctima y no en el verdugo". Juan José Millás….

Opinión. "Qué mecanismo psicológico tan raro, y tan común, el que provoca el sentimiento de culpa y de pudor en la víctima y no en el verdugo". Juan José Millás.

Casi todos recordarán ese peliculón clásico de Berlanga en blanco y negro: El verdugo. El gran director satiriza subrepticiamente a la penúltima dictadura, antes de camuflarse ésta en el actual régimen partidocrático del 78. El guión podría parecer hasta divertido, pero nos deja un un sabor agridulce al subyacer omnipresente el Terror franquista. Vigente la pena de muerte, el matarife del garrote vil se jubila. Es un viejecito entrañable interpretado de modo magistral por el genial Pepe Isbert. Alguien debe ocupar su puesto y ejercerlo con destreza. Quién mejor que su yerno, el cual intenta abrirse camino en la vida para mantener a su familia. Trata sin resultado de convencerle por todos los medios. Siempre fracasa. Ni el propio condenado consigue animarle para que le ejecute. Carece de vocación.

Eso mismo le sucede a la liquidadora del socialismo españolista -a costa de su militancia y votantes crucificados-, a nuestra cada vez más detestada presidenta colonial Susana Díaz. Gana el vituperado candidato Trump, aun con sus declaraciones machistas y xenófobas, y el heteromatriarcalismo andrófobo (grosero parapatriarcalismo en puridad) que encarnan la Clinton y su cateta imitadora local se desmorona. En su soberbia rojigualda progre de tocineta y sacristía, profesionalizada en la política, se figura que nuestra principal relación con los EEUU son las macrobases de Rota y Morón. El comercio ultramarino para exportar productos andaluces a ese mercado gigantesco le parece irrelevante. No debe eso dar algo de vida a la Nación con más paro de Europa. Desde su responsabilidad institucional, la engreída fumigadora de su Secretario General, junto con un rosario de cadáveres políticos precedentes, se permite con sordina afearle su contundente triunfo al próximo megalomaníaco constructor de la pequeña muralla china, siete veces menor y lo mismo de inútil, en su frontera con México. 

No le reprueba por lo que pudiéramos pensar, no… a la rubia de pega le preocupan, afirma con sus impostadas entonaciones de 'coaching', los puestos de trabajo subcontratados en las bases yanquis de Rota y Morón. No la mera existencia de las mismas. Tampoco que se hayan ampliado y nuclearizado, incumpliendo pasados acuerdos plebiscitados recogidos por escrito. Ni aun se queja del evidente peligro que suponen sendos enclaves militares para la misma Sevilla y otros sitios cercanos, en caso de conflagración bélica con otra potencia atómica.

Como a Pepe Isbert en El verdugo le inquieta que el remunerado oficio de sayones, de virgueros desnucadores, deje de estar 'en familia', que se puedan 'perder puestos de trabajo'. Lo dice la elegida en su día por el dedazo de Griñán, el dotado para Susana de 'honestidad' al que el fiscal pide seis años, el primer ejecutor en abrir de par en par las puertas a la privatización de la Sanidad andaluza, subdesarrollándola su sucesora hasta tal punto que ha enervado a Granada, Málaga y Huelva en pie de guerra, con el conflicto extendiéndose. La misma que sin pestañear ha dado carta blanca a la sexista 'educación concertada' confesional, con desprecio de su propia Constitución, con niños en públicas infraestructuras educativas portátiles, competencia de la Junta, o sin la climatización adecuada, con un mantenimiento desastroso, e incluso sin papel higiénico en muchos colegios, ¡con decenas de millares de chavales a los que escolarizan malnutridos, dando clase sin haber desayunado! Eso sí, nadie se alarme, les enseñan el sacramento de la penitencia para que se curtan en el masoquismo.

Igual que a El verdugo en su faena a la admiradora de Felipe González, por si fuese poco, que se sigan maltratando animales lentamente y por diversión, en plazas de toros, carece de importancia. En la 'fiesta nacional' de la españolísima trianera, en caso de prohibición como en otras Autonomías, se podrían 'perder puestos de trabajo'. De la misma forma, con argumentarios de ese ominoso jaez, si se persiguiese a proxenetas, usureros, evasores fiscales en SICAVs o si descendiese el masificado número de presos, condenados ahora a trabajos forzados por la pobreza dentro de las mismas cárceles… ¡cuántos 'puestos de trabajo' perdidos!

Y lo acongojante no se queda únicamente ahí. La 'izquierda' que debiera tener en la oposición escucha sus demagógicas sandeces, de vomitivo populismo (defecto privativo 'de los demás' salvo para la pútrida oligarquía), e impertérrita las deglute sin rechistar. No resulta extraño. Reclamaron en el parlamento virreinal, por ejemplo, el simple conocimiento de los inmuebles de los diferentes 'lobbies' vaticanos en Andalucía, fue rechazada la moción por la PpSOEC's SL, y se acabó el tema. 'Sancho cuidado…', sin entender la diferencia entre legalidad y legitimidad, ¡siguen consintiendo que un Estado extranjero se haya incautado -perdón, 'intitulado'- lo que le place, incluso bienes históricos declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, como la Mezquita de Córdoba!; ¡sin molestarse los morados paladines de 'la calle' en organizar más movilizaciones, frente a la impune barbarie usurpadora perpetrada por una soberana entidad foránea teocrática!

Aunque ya sabemos de sobra qué sucede con ciertas lideresas 'feministas' de faralaes en la reserva espiritual del Pueblo del Guadalquivir y aledaños. Se les ha inoculado desde la infancia un pánico cerval, si por ventura no contemporizasen con el único Estado europeo -implantado por Mussolini- donde no se permite votar a las mujeres, ni ser elegibles por tanto, en el cual tienen negada la ciudadanía, se les obliga a ir veladas y a realizar labores de chacha gratis para castos varones, entre otras cosas que sí critican a algunas infames dictaduras árabes en ningún caso tan cínicas; todas esas sevicias tragadas a la fuerza significan para ellas una fruslería… cerrar iglesias donde no va ni dios podría hacer perder 'puestos de trabajo'.

Por esa arbitraria sinrazón el supremacismo hembrista hipócrita, discriminador y sexista hasta la médula, donde se lleva décadas manipulando con marginaciones 'de género' -para solapar la ausencia de políticas favorables a la clase trabajadora-, carece de escrúpulos en ejercer contra toda la ciudadanía de… Verdugo.

*Al-Hakam Morilla Rodríguez, Coordinador de Liberación Andaluza: @lascultura

Publicado en: http://www.extremaduraprogresista.com/libre/40-libre-opinion/23503-susana-diaz-el-verdugo-

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