España aconfesional . Por Diderot

Es evidente que Jesucristo no puede elegir a aquellos que le sacan a pasear todos los años durante la Semana Santa. Tampoco puede elegir a quienes acompañan, armados o desarmados, los pasos procesionales. Si los pudiera elegir, es posible que nos lleváramos algunas sorpresas.

La constitución española dice que España es un estado aconfesional. El papel lo aguanta todo. Pero hay que ser, o estar, totalmente ciego, y sordo de remate, para no darse cuenta de la gran mentira que encierra la afirmación de que España es un estado aconfesional.

Y las menos confesionales de todas son las instituciones del estado que tienen que ver con la violencia (que nadie se alarme y me achaque que estoy llamando violento a nadie).

Es el mismo estado el que dice que le corresponde el “monopolio de la violencia”. Monopolio que ejerce de mil maneras, pero sobre todo a través de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado -Policía Nacional-Guardia Civil-Policía Local- y el ejército.

A estas instituciones me voy a referir específicamente en este artículo.

Durante todo el año el estado español es confesional, pero especialmente durante la Santa Semana. ¿De qué confesión?, preguntarán los más ingenuos entre ustedes.

Pues creo que estas instituciones del estado español no son budistas. Jamás las he visto involucradas en nada que tenga que ver con el Dalai Lama y sus seguidores.

Tampoco creo que se inclinen por la religión musulmana.  A las policías, la guardia civil y los ejércitos les trae sin cuidado el Ramadán y las cinco oraciones diarias. Jamás hemos visto a ninguna de estas instituciones asistir a las mezquitas ni a ningún acto islámico. Sería anatema.

Los rabinos tampoco parecen santos de su devoción. Aunque es de suponer (por lo del monopolio de la violencia) que muchos simpatizan con los sionistas, no creo que sus mandos les dejen asistir públicamente a las sinagogas ni a ningún acto rabínico representando a la institución. Sería anatema.

Sería anatema también que asistieran a algún acto de protestantes, testigos de Jehová, mormones, etc., etc.

Sin embargo, todas estas instituciones participan (y no me refiero a ninguno de sus miembros en particular pues me consta que muchos están en contra) en multitud de actos que programa la Iglesia Católica.

La Iglesia Católica tiene además curas católicos (capellanes) de estos cuerpos, tiene capillas donde hacen misas y otras actividades. Todos ellos tienen santos patronos y vírgenes a los que encomendarse y los que rinden honores. Y todo ello se paga con dinero público. También mío, que soy ateo.

Esta más claro que el agua clara que todas estas instituciones son confesionales católicas. Y a ver quien es el guapo que se atreve a hacerles la contra a los que tienen las porras y los fusiles, o sea, a los que tienen el “monopolio de la violencia”

Yo lo hago, porque siempre he sido muy temerario y porque con mis 75 años y “pa lo que me quea en el convento…”

Y me atrevo a decir otra cosa que dejé entrever al principio: tengo la convicción totalmente cristiana-pacifista de que si Cristo se despertara y viera la caterva de elementos armados y desarmados que le rodean los iba a espantar a gorrazos (latigazos me parece muy duro) como hizo con los mercaderes del templo.

Hay una frase popular que dice: «te sienta peor que a un Cristo dos pistolas”. Pues eso: si a Cristo no le sientan bien las pistolas, peor serán los fusiles que son más mortíferos. Paz, paz, paz verdadera, que por el día amanezca y a la noche no se muera. Y no utilicéis el nombre ni la figura de Cristo en vano. Es un grave pecado.