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Opinión

Alcaldesa honoraria

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Opinión.Es más que evidente que el nacionalcatolicismo carece de pudor. Ya lo expresó con toda claridad uno de sus máximos representantes,…

Opinión.Es más que evidente que el nacionalcatolicismo carece de pudor. Ya lo expresó con toda claridad uno de sus máximos representantes, San José María Escrivá de Balaguer, al proponer a sus discípulos que practicaran la “virtud” de la “santa desvergüenza” como cualquier interesado puede comprobar en el libro de cabecera de los miembros de Opus Dei, “Camino”.

La proclamación de María Auxiliadora, en pleno siglo XXI, como Alcaldesa Honoraria de Morón de la Frontera, durante el segundo mandato de Manuel Morilla Ramos, se conoció en toda España por la actitud gamberra del edil metiéndose los dedos en la boca para solicitar una pitada cuando los concejales de Izquierda Unida se ausentaban del pleno, puesto que éste ya había terminado, y la “santa cofradía” de  los forofos del alcalde, con sus concejales lacayos  a la cabeza, se disponían a interpretar un cántico religioso en pleno salón plenario.

El ridículo no pudo ser más espantoso. Morón estuvo durante meses en la boca de toda España que no daba crédito a lo que veían sus ojos.

Y es que el nacionalcatolicismo quiere convertir todos los espacios públicos, de utilización común de todos los ciudadanos, sean cuales sean sus creencias religiosas, en iglesias. Da igual que sea una escuela, un hospital, una residencia de ancianos, el Ayuntamiento, la Diputación o cualquier dependencia pública.

Por cierto que es pertinente, muy pertinente, decir que Izquierda Unida fue la única formación política que se atrevió a votar en contra del disparate. El PSOE de Morón, demostrando una vez más que hace tiempo que dejó de ser de izquierdas, no tuvo el coraje de aparecer por el pleno. La cantidad de meapilas (empezando por el Alcalde) del grupo municipal, al que me niego a llamar socialista, es asombroso. Parece que la lista del PSOE la hace el Consejo de Hermandades. Los del PSOE sólo valoran los votos que van a obtener. Se han convertido en un partido puramente electoralista, nada que ver con la ideología originaria socialista, marxista  y obrera de Pablo Iglesias (el impresor, no el de la coleta). Han vendido su alma (ideas) al diablo (capitalismo) y ahora andan buscando soluciones de marketing cuando quizás les viniera mejor recuperar algo de su  identidad original.

Pero alguien tiene que decirle a todos estos sujetos nacionalcatólicos, tanto a los fervientes como a los tibios, que no deben mezclar las cosas del César con las cosas de Dios.

No albergo ningún sentimiento hostil a los verdaderos cristianos, a aquellas personas que intentan vivir según los valores que se desprenden de la doctrina de Jesucristo: amor al prójimo, generosidad, repudio del individualismo y egoísmo, repudio del atesoramiento de bienes materiales más allá de las necesidades para una vida digna, fraternidad universal, ayuda a los más desfavorecidos… Es más, simpatizo con quienes practican estos valores.

Por eso denuncio, como denunció Cristo en su día, que se intente confundir. Cristo, según los Evangelios, combatió la hipocresía de los fariseos, la mercantilización de los espacios religiosos y connivencia de los sacerdotes con el poder romano.

Y como los mejores cristianos de todos los tiempos, también de los actuales, somos laicos, como Casaldáliga, como Ernesto Cardenal, como Ellacuría, como Jon Sobrino, como monseñor Romero, como José María del Castillo, como monseñor Méndez Arceo, como Camilo Torres…

No me sorprende la impudicia que supone utilizar la celebración de María Auxiliadora con el mantra de Alcaldesa Honoraria. Ya lo dejó dicho Cristo con suma claridad: no hay que mezclar religión con política. Se han puesto a la altura de Morilla.

¿Qué les parecería a estos nacionalcatólicos que, aprovechando que una mayoría de concejales musulmanes se hicieran con el gobierno del Ayuntamiento de Morón, proclamaran Alcalde Honorario de Morón de la Frontera a Alá o a Mahoma? O que proclamaran la “sharia” como la ley máxima del municipio.

Pero pedirle al integrismo que razone es como pedir peras a los olmos. Por eso las sociedades más respetuosas del mundo hace ya años que acabaron con la polémica separando claramente el campo religioso del político. Si uno de los defectos del islamismo es precisamente ese, el de intentar gobernar las instituciones civiles mediante la religión, ¿por qué los nacionalcatólicos que abominan de ello, intentan hacer lo mismo?

Está claro que es un grave error político intentar imponer las creencias particulares utilizando el poder de los estados. El caso de Israel es otro ejemplo claro de cómo los judíos intentan hacer un estado confesional. Y está resultando un estado fallido. Como no podría ser de otra manera.

Aquí la sociología del franquismo permanece en las mentes de gentes que se llaman progresistas y de izquierdas, como los concejales y concejalas del PSOE. Del PP ni hablamos.

La ministra Báñez reza a la Virgen del Rocío para que baje el paro. El ministro de Justicia, del Opus Dei, introduce elementos religiosos en las celebraciones de las fuerzas a su cargo,…

Los ciudadanos y ciudadanas de Morón, creamos o no, nos vamos a tener que poner a rezar a la Alcaldesa Honoraria para ver si acaba de una vez con tanto político inepto del PPSOE que, amparándose en su manto, nos han colocado en una posición imposible. Con una deuda que va ya por los 60 millones de euros.

Sacan a la palestra a María Auxiliadora para despistar, quieren hacerla cómplice de sus desaguisados.

Tienen la cara tan dura y tan poca responsabilidad que quieren utilizar hasta María Auxiliadora, lo mismo que Franco utilizó al Sagrado Corazón. Ya está bien, señores y señoras nacionalcatólicas. “Al César lo que es del César; a Dios lo que es de Dios” dijo el Nazareno. Por favor, dejen de crucificarlo.

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