Opinión
Limpieza étnica bibliográfica en Ucrania
Las bibliotecas de Ucrania perderán la mitad de sus libros (unos cien millones de ejemplares)
_Las bibliotecas de Ucrania perderán la mitad de sus libros (unos cien millones de ejemplares)
La directora del Instituto Ucraniano del Libro Aleksandra Koval, siguiendo las instrucciones de Ministerio de Cultura, ha dado la orden de limpiar las bibliotecas de su país de todos los libros rusos que allí se encuentren. La cifra es asombrosa: se ordenó sustraer de esas bibliotecas cien millones de libros (en números, para que no quepa duda, 100.000.000) y luego destruirlos. Esta burócrata-censora ha dicho que se trata de limpiar las bibliotecas de Ucrania, porque no se puede aceptar la “propaganda rusa”, por lo cual entiende todo lo que esté escrito en ruso y eso se hace porque según su concepción bélica los libros son “un arma tanto para atacar como defender”. (La entrevista con Oleksandra Koval puede leerse en https://bit.ly/3LEnx4r).
Esta burócrata sostuvo que se trata de eliminar, antes de que termine este año, la literatura de propaganda, con contenido antiucraniano, que comprende todos los libros editados en Rusia y escritos en Rusia, incluyendo a los clásicos de la literatura universal de todos los tiempos, porque son “ideológicamente dañinos”. Nada se salva de la limpieza bibliográfica ya que en ella se incluyen los libros infantiles, novelas, cuentos y obras policiales. La limpieza bibliográfica no tiene límites cronológicos y se incluyen los libros rusos y soviéticos producidos en cualquier momento.
Vale citar su “sofisticada argumentación” sobre la maldad de los “clásicos” rusos:
“¿Por qué el clásico es tan inquietante? Todos leímos estos libros, en mis años escolares había un sólido clásico ruso, que se consideraba el pináculo de la escritura mundial. Debido al hecho de que conocíamos a los clásicos del mundo de manera bastante mediocre, muchos se quedaron con la convicción de que esta es realmente la literatura sin la cual es imposible desarrollar inteligencia y sensaciones estéticas, ser una persona educada. De hecho, este no es el caso. Por ejemplo, para estudiar literatura extranjera, y el ruso es solo eso, necesitas un cierto equilibrio. Ahora ya estamos convencidos de que tanto la literatura británica, francesa y alemana, la literatura estadounidense y los pueblos orientales han dado al mundo muchas más obras maestras que la literatura rusa”.
Y sigue la directora del Instituto Ucraniano del Libro:
“En cuanto a los tan queridos por nuestros bibliotecarios y algunos lectores Pushkin y Dostoievski, hay que decir que fueron estos dos autores quienes sentaron las bases del «mundo ruso» y el mesianismo. Desde la infancia, llena de estas narrativas, la gente cree que la misión del pueblo ruso no es involucrarse en sus vidas y en su país, sino «salvar» el mundo en contra de su voluntad. En realidad, es una literatura muy dañina, realmente puede influir en los puntos de vista de las personas. Por lo tanto, mi opinión personal es que estos libros también deberían eliminarse de las bibliotecas públicas y escolares. Probablemente deberían permanecer en las bibliotecas universitarias y científicas para estudiar las raíces del mal y el totalitarismo por expertos. Creo que se escribirán muchas reflexiones científicas e investigaciones sobre cómo los clásicos rusos influyeron en la mentalidad de los rusos”
La directora pretende extender a toda Europa lo que ella está haciendo en Ucrania. Afirma que existe “un público que puede ponerse en contacto con todas las bibliotecas locales y exigir que se retiren ciertos libros. Desafortunadamente, es muy difícil para nosotros desde aquí, desde Ucrania, averiguar qué libros rusos hay en cada biblioteca de alguna pequeña ciudad europea”. Por ello, pide a los migrantes ucranianos que donde se encuentren se vuelvan censores e inquisidores de los libros rusos para que estos desaparezcan de las bibliotecas y librerías de las ciudades europeas, porque “en cuanto a las bibliotecas extranjeras, creo que solo la persistencia de la diáspora ucraniana y nuestros movimientos sociales puede llevar al hecho de que habrá menos libros rusos allí, y más ucranianos”.
Las palabras y los hechos de la directora del Instituto Ucraniano del Libro se comentan por sí solas. Comprobar como el nazifascismo impera en Ucrania y alertar a nuestro director de la Biblioteca Pública Municipal de los vientos de censura y destrucción de libros para que vaya buscando algún almacén clandestino donde salvaguardarlos. Porque la cosa está llegando por aquí.
Diderot