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Opinión

Opinión. El decoro.

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Las personas, y más sin desempeñan un cargo público, deben ser portadoras de un cierto decoro. Pero el decoro no sólo se demuestra

Las personas, y más sin desempeñan un cargo público, deben ser portadoras de un cierto decoro. Pero el decoro no sólo se demuestra por las formas, que también, sino, sobre todo, por otros aspectos más importantes.

 

Más importante que las formas es el no mentir, el no intentar engañar, el no ganarte el sueldo de la manera que sea porque eso es lo más importante.

 

Antonio Ramírez, que cuando termine el mandato del actual Ayuntamiento, si no ocurre ninguna eventualidad extraordinaria, llevará 12 años consecutivos comiendo del erario público, tiene escaso decoro. Cree que puede engañar al pueblo de Morón y lo intenta.

 

El otro día le escuché atacar a la Junta de Andalucía porque no ha construido el nuevo hospital en Morón de la Frontera.

Antonio Ramírez sabe perfectamente que la Junta de Andalucía no va a construir ningún hospital en Morón hasta que el Ayuntamiento no ponga a su disposición los 40.000 metros cuadrados que le pidió hace ya más de tres años.

El problema no es de la Junta de Andalucía. El problema es de los inútiles del PP y del PSOE que en tres años no han sido capaces de conseguir los citados 40.000 metros cuadrados.

 

Hace algo más de un mes el alcalde actual prometió en el pleno de septiembre que “si era necesario se haría un pleno extraordinario en octubre” para facultarle para firmar un documento con los dueños mediante el cual la titularidad de los cuarenta mil metros cuadrados pasaría “automáticamente a manos del Ayuntamiento”

 

En “La Voz de Morón” prometimos que informaríamos del tema constatando si la palabra del alcalde valía algo o no. Con un mes de retraso podemos decir que el alcalde tampoco tiene mucho decoro. Porque faltar a la palabra es otra forma de irrespeto al ciudadano.

 

Pero siguiendo con Ramírez tengo que expresar mi asombro ante el desparpajo con que se desenvuelve este concejal del PP.

 

Teniente de Alcalde y Delegado de Hacienda con Manuel Morilla Ramos y familia, dejó  Morón con una deuda de  47 millones de euros que los actuales gobernantes del PSOE han incrementado. Como Delegado de Hacienda era el principal responsable de que ese disparate no se hubiera producido. Pero quizás se le pueda  buscar alguna justificación a su conducta irresponsable para con Morón. Y esa justificación no es otra que Antonio Ramírez nunca ha tenido voluntad propia para dirigir la Hacienda Municipal. Ha seguido siempre, a pies juntillas, las instrucciones y los deseos de su dictatorial jefe. Claro que esa disculpa lo hunde todavía más en la falta de decoro puesto que la conducta más indecorosa es no tenerse respeto a sí mismo. Y eso es lo que pasa cuando uno se convierte en lacayo.

 

Libre ya de la servidumbre morillesca por la desaparición del apoderado de Jesulín de Ubrique de la escena, Antonio Ramírez parece que ha encontrado en la vida política profesional su futuro vital. Con su compañero Alfonso Angulo son los dos casos más claros de querer vivir de la política que me he encontrado en Morón durante cuarenta años. Perdón, hay otro caso más claro por lo largo en el intento: Lola Calderón. Qué curioso que los tres sean del PP.

 

Que no se me entienda mal. Yo no tengo nada en contra de que una persona tenga vocación política y que esa vocación, si es de servicio a su sociedad, le lleve a permanecer en política sine die.

 

Lo que encuentro indecoroso es que estas personas se declaren apolíticas y estén al servicio más servil de un individuo que declara que “la política es una mierda” Es indecoroso, altamente indecoroso, querer vivir de la mierda y en la mierda.

                                                                                                                   

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