Morón
El preso que mató a otro en Sevilla-II alega defensa propia tras un discusión por el tabaco




Otman E.K., un ciudadano marroquí que estaba pendiente de ser expulsado a su país tras nueve años en prisión, asegura al jurado que hubo una discusión previa porque él era «no fumador» y la víctima sí fumaba
El acusado reconoce que estranguló a Rafael Enrique y después lo amarró a la cama: «Vi que no se meneaba y avisé a los funcionarios, les dije ‘este chaval se ha muerto'»
Un jurado popular ha empezado a enjuiciar este miércoles a Otman E.K., un ciudadano marroquí que el 28 de febrero de 2023 mató a uno español en la celda que ambos compartían desde apenas dos horas antes en el centro penitenciario Sevilla-II, en Morón de la Frontera. El acusado, para quienes las acusaciones piden veinte años de reclusión, ha reconocido que en efecto acabó con la vida de Rafael Enrique pero ha alegado que lo único que hizo fue defenderse de una agresión inicial de la víctima. «Si no le hago eso, me lo hace él a mí», ha dicho el encausado en la Audiencia. También ha explicado que la pelea fue fruto de una discusión porque él era «no fumador» y le metieron como compañero a otro reo que sí fumaba. Lo paradójico del caso es que el procesado ha acabado diciendo que ahora mismo él también es fumador y que eso es «una secuela» de lo ocurrido aquel día.
El acusado, que en esa época ya había cumplido unos nueve años de cárcel por cerca de quince condenas distintas, ha asegurado que acababa de obtener el tercer grado penitenciario y que por tanto iba a ser expulsado de vuelta a su país. «Tenía mi libertad en la mano, no voy a matar a nadie teniendo mi libertad en la mano, no estoy loco de la cabeza», ha argumentado.
En un perfecto castellano, Otman E.K. también ha admitido que estranguló a la víctima con sus manos y un brazo. «Nos peleamos los dos. Todo se inició porque yo no fumo, él sí y discutimos. Él me fracturó la mandíbula y una costilla y me dio una pinchada con un bolígrafo. Yo me tuve que defender y pasó lo que pasó. Lo enganché del cuello, le apreté bien, lo amarré a la cama y llamé para contar lo que había pasado», ha relatado. «No pensé que estaba muerto, pero vi que no se meneaba y llamé a los funcionarios para decirles ‘mirad que el chaval se ha muerto’. Pero lo amarré para asegurarme de que no siguiera golpeándome», ha añadido.
«‘Él estaba de frente, yo no mato por la espalda a nadie», ha asegurado también el investigado. «Al chaval no lo conozco de nada, ese mismo día lo metieron en la celda y a la hora o la hora y media pasó lo que pasó. Yo no sé ni su nombre ni si tiene familia. No estoy loco de la cabeza, me agredió y me tuve que defender», ha insistido.
En cuanto al origen de la refriega, su versión ha incluido una crítica a los responsables del centro porque le pusieron como compañero a un fumador «queriendo». «Yo tengo un certificado de no fumador y avisé, no me metáis a este chaval porque yo no fumo y él sí. Si convivo con alguien es con alguien que no fume»», ha advertido. Y al mismo tiempo ha reconocido que no era su primer conflicto con otro reo: «Me he peleado mucho, es verdad. Durante la condena han sido unas veinte veces, pero es lo normal, la cárcel es un sitio hostil y no vamos a entendernos todos», ha contestado.
Otman E.K., que también ha dicho que no es consumidor de drogas, ha acabado expresándose «arrepentido». «Yo no quiero matar a ninguna persona, pero si no le hago eso, me lo hace él a mí. Yo no sé cómo no me caí al suelo. No tenía otra opción más que defenderme», ha reiterado antes de concluir los interrogatorios (ha respondido a todas las partes) confesando que intentó huir cuando fue trasladado desde la cárcel a los juzgados.
El juicio es afrontado por las partes con distintas peticiones. La Fiscalía solicita que se le imponga una condena de 19 años y 11 meses de prisión, mientras que los familiares de la víctima reclaman un poco más, 20 años, todos por un delito de asesinato. La defensa, por su parte, está en contra de esa calificación e interesa la absolución del acusado.



