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Opinión

Opinión. Los evangelistas y el Destino Manifiesto

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En las últimas décadas en Estados Unidos han cobrado fuerza las iglesias evangélicas, con lo cual el mito del Destino Manifiesto ha adquirido un nuevo aire. Sus expresiones políticas de más alto nivel (no porque sean de gran altura intelectual, sino por el tipo de funcionarios involucrados) han sido encarnadas por personajes que se han sentado en el solio presidencial de la Casa Blanca, Ronald Reagan, George Bush II y ahora Donald Trump.

Estos evangélicos protestantes son partidarios fervientes de un nacionalismo cristiano que realza la creencia de que Estados Unidos es una nación elegida por Dios, y como máxima expresión del bien supremo debe defenderse de sus viejos y nuevos enemigos. Estos enemigos forman una cohorte casi interminable: los comunistas, los homosexuales, las feministas, los ecologistas, los migrantes indeseables, los musulmanes, los liberales laicos, los humanistas, la ONU, el gobierno federal… 

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Su credo es claro: son machistas, xenófobos, homófobos, cultores de las armas y la violencia, racistas que exaltan la superioridad y pureza de los “blancos”. Estos dogmas los aplican a la política interna y externa y por eso han buscado un macho salvador que “encarne la masculinidad testoferónica dada por Dios”. Uno de esos evangelistas lo dijo sin pelos en la lengua: “Quiero el hijo de pe… más malvado y duro para desempeñar ese papel, y creo que es una opinión que compartimos muchos evangélicos”32. Ese individuo al que buscaron fue encontrado en el camino y se llama Donald Trump.

El Dios de los evangélicos está renovado en concordancia con el neoliberalismo empresarial dominante y con el peor de los conservadurismos. Ya no es solo el Dios que dejaba hacer de los siglos XVII y XIX, ahora es un Dios activo: claramente machista y viril, defensor de la libre empresa y de la competencia, egoísta y darwinista social, “el mayor ejecutivo empresarial del mundo”, “un ganador”, “un hombre fuerte y magnético”. Dios se ha convertido en un guerrero y por eso la “vida cristiana es una guerra total” y Jesús es el “comandante supremo”. 

Renán Vega Cantor

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