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Morón

Espectáculo y reflexión (Pregón de Domingo de Resurrección)

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Los pregoneros al uso, ¡sálvese quien pueda!,  prefieren tratar sobre el sexo de los ángeles o si tal virgen es más o menos milagrosa que tal otra. Extasiarse con los aspectos artísticos de las distintas representaciones en vez de profundizar en los valores espirituales y en los deberes morales que se derivan de sus respectivas religiones.

_Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos…
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos…
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos…
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos…
Y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo sé muy pocas cosas, es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos…
Y sé todos los cuentos.

 

León Felipe

 

Algunas cosas no pueden ser tomadas en serio pues de lo contrario correríamos el riesgo de que los niños pequeños que hayan alcanzado la edad de pensar se rían de nosotros.

 

La pretensión de la Iglesia Católica de escenificar en una semana la pasión de Cristo desde su entrada en Jerusalén hasta la resurrección y más allá, pasando por el prendimiento en el Huerto de los Olivos, traicionado no sólo por Judas sino también por Pedro que negó por tres veces conocer a Jesús y otros episodios, se queda corta.

 

Según cuentan los Evangelios el intervalo de tiempo comprendido entre la entrada en burro en Jerusalén y la resurrección, debió de durar bastante más de una semana. Entre esos dos acontecimientos tuvo que suceder la captura,  el juicio en el que se le condenó a muerte acusado de proclamarse Rey de los Judíos (en la cruz figuraba la inscripción INRI que significaba Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, Jesús el Nazareno, Rey de los Judios), la apelación a Poncio Pilatos, la asamblea popular hebrea en que se decidió indultar a Barrabás en vez de al Nazareno (Jesús no nació en Belén como se celebra por  Navidad), la ejecución en El Calvario, muerte y enterramiento del cadáver, y la resurrección al cabo de tres días.

 

 

Todo esto debió durar bastante más. Pero es verdad que la Pasión de Cristo se ha representado, y representa, como una obra teatral y ya sabemos que en el teatro se admiten algunas licencias. Entre ellas las referidas al tiempo. En una función de un par de horas puede representarse la vida  de un personaje, cuánto más en una semana.

 

La producción  no puede permitir que el personal permanezca ocioso tanto tiempo a no ser por causas mayores, como la pandemia. Por eso durante esta semana sólo un par de días son feriados para la mayoría de los trabajadores. Sólo algunos privilegiados, como los maestros, gozamos la semana entera de vacaciones.

 

Según la escenografía católica (al menos la de mi pueblo, que en esto parece que hay varias versiones) entre el Martes Santo  por la tarde-noche (captura)  y el Viernes Santo a primera hora (muerte), o sea tan solo en 48 horas, más o menos, se produce un juicio, una apelación , una asamblea popular y una ejecución lentísima. Demasiadas cuerdas para un violín. Pero, todo sea por el espectáculo.

 

Una parte de los cristianos, los denominados “protestantes”  por los seguidores del Papa de Roma,  capitaneados por Lutero rompieron con los papistas protagonizando una reforma que quería ser más democrática y popular. Tradujeron la Biblia al alemán para que pudiera ser leída  e interpretada directamente por el pueblo desconocedor del latín, defendieron la interlocución directa con Dios (sin necesidad de ningún funcionario eclesiástico, o sea sin intermediación de ningún sacerdote, y sin la intermediación de ningún icono que representara en metal, madera, pintura, escultura…a santos, vírgenes, reliquias, etc…)

 

Por eso en los países luteranos se hace menos “teatro” con la religión y en sus lugares de culto no hay imágenes . Lutero defendió al principio, en coherencia con las nuevas ideas,  las luchas de los campesinos alemanes contra los nobles. Hasta que traicionó a  su compañero Thomas Müntzer,  y a sus principios, colaborando con la nobleza alemana en el asesinato de Müntzer y en la matanza de miles de campesinos. Los “protestantes” se aliaban de nuevo con el poder como había sucedido con los papistas desde tiempos de Constantino El Grande.

 

La sangre corrió por toda  Europa, ininterrumpidamente,  hasta nuestros días.  Cada cual mataba, y sigue matando,  a los otros con la excusa de la religión. Y todos pretendían que Dios apoyaba su causa.

 

 

Les cuento a ustedes todas estas cosas porque no creo que se las vayan a contar en ningún pregón religioso ni durante esta Semana Santa ni durante el resto del año.

 

Los pregoneros al uso, ¡sálvese quien pueda!,  prefieren tratar sobre el sexo de los ángeles o si tal virgen es más o menos milagrosa que tal otra. Extasiarse con los aspectos artísticos de las distintas representaciones en vez de profundizar en los valores espirituales y en los deberes morales que se derivan de sus respectivas religiones.

 

No tengo nada en contra de disfrutar de la vida. Al contrario. Esta vida es la única que tenemos. Toda la ultratumba es un cuento creado, como dice León Felipe en su célebre poema, por el miedo del hombre. Hay que disfrutarla al máximo. Pero eso no obsta para que antes o después de la cerveza, entre aspiración y aspiración de la fragancia del azahar, mientras se contempla un paso, aquellos que se proclaman cristianos  reflexionen sobre el significado de la Pasión de Cristo y los valores por los que murió. No hace falta ser creyente para considerar que si la humanidad  se rigiera por valores como el amor, la fraternidad y el respeto mutuo, otro muy distinto sería nuestro destino.

 

 

Sólo les pido a los cristianos que intenten serlo. Que se preocupen por ello.

 

Diderot

 

 

 

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