Connect with us

Morón

La Fosa de La Puebla (Parte III).Desescombrando la memoria. Mª Carmen España y la fosa de La Puebla de Cazalla

Publicado

on

Pero la cal y la tierra hablan, guardan memoria, protegen en silencio contra el olvido. Y ahí anda Mª Carmen España, todavía a la escucha porque a ella si le hablan la cal y la tierra, y los hombres que no olvidan.

Epílogo introductorio (III). Desescombrando la memoria. Mª Carmen España  y la fosa de La Puebla de Cazalla. Miguel Ángel Rivero

 

A quien haya llegado hasta aquí en la lectura de este libro, poco he de decirle para incitarle a que continúe la lectura. Lo imagino tan exhausto y a la vez tan ávido por seguir sabiendo sobre esta historia de la fosa de La Puebla de Cazalla narrada en primera persona por Mª Carmen España.

 

Siendo un trabajo de investigación histórica y sosteniéndose sobre un riguroso trabajo de campo, sorprende que este libro no deje de tener una forma híbrida entre la novela y la autobiografía. Por eso me imagino al lector en esa avidez de seguir sabiendo, de continuar escuchando de Mª Carrnen España la narración de su vida encarrilada a devolver la dignidad y la memoria a su abuelo Manuel España Gil, jornalero de Lantejuela, asesinado a los 29 años en La Puebla de Cazalla.

 

Y con él, a las otras 76 personas asesinadas por el franquismo en aquel lugar entre los meses de julio y septiembre de 1936 y en febrero de 1937. Y con él, a todos los desaparecidos , a los fusilados, a los torturados, a los represaliados, a todas las víctimas, a todos los nombres de una de las tragedias más espeluznantes de la historia moderna, cuyos crímenes se han querido sepultar

 

Pero la cal y la tierra hablan, guardan memoria, protegen en silencio contra el olvido. Y ahí anda Mª Carmen España, todavía a la escucha porque a ella si le hablan la cal y la tierra, y los hombres que no olvidan.

 

Dice ella en el prólogo que la fosa de La Puebla de Cazalla es un símbolo y un referente, en cuanto “este proceso es pionero en muchos aspectos dentro del Movimiento de la Memoria, abriendo surcos y sendas antes de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica”  Y es cierto. Es un símbolo y un referente  porque ha contado con un equipo científico altamente profesional, con un cuerpo de voluntarios ejemplar, con una asociación de memoria histórica detrás salvando los escollos, y con un ayuntamiento que ha puesto lo que estaba en su mano y ha hecho lo que tenía que hacer, es decir, lo que tenían que hacer todos los ayuntamientos  de este país amnésico.

 

Pero lo fundamental, el motor y el corazón, ha sido el abnegado e insobornable aliento que le ha dado Mª Carmen España a este largo y tortuoso proceso que ella decidió, un día, recorrer y en el que la siguieron una robusta serie de valientes, de cavadores de memoria.  Eso es preciso decirlo, porque ella no lo va a decir. Pero hay que decirlo aunque los que la hemos conocido a lo largo de este recorrido, que inició hace ya más de una década, ya lo sepamos.

 

 

 

Decía Miguel de Unamuno en su genial ensayo Vida de Don Quijote y Sancho, que “es visión del pasado lo que nos impulsa a la conquista del porvenir; con madera de recuerdos armamos las esperanzas”(1)

 

Los huesos de los fusilados, los huesos que aguardan en las fosas de los caminos y cementerios de España son las únicas maderas con las que podrá armar una esperanza sólida para el presente y para el porvenir. Sin el ejercicio de memoria que sigue teniendo pendiente este país siempre existirá una deuda por saldar  con la justicia , con la libertad y con la dignidad humanas.

 

“Cada fosa abierta es una herida cerrada” Lo dicen los familiares. No es ninguna venganza. No lo ha sido en Chile, ni en Argentina, ni en Guatemala, ni en Irak, ni en Alemania, ni en Bosnia-Herzegovina. El caso de España tiene sus singularidades. Fue una dictadura muy larga y eficaz en su empeño por borrar rastros y suministrar amnesia. La transición fue compleja, pero seguía siendo efectivo el miedo. El movimiento memorialista despertó tarde aquí y se frenó en seco con el ¡quieto todo el mundo! Del 81, aunque desde los 90 se ha reactivado con firmeza.

 

Pero ninguna de estas singularidades legitima ni explica que ese movimiento, protagonizado por familiares y asociaciones, no vaya acompañado del necesario apoyo institucional. Parece como si el efecto narcótico del franquismo siguiese presente en el inconsciente  de la clase política y no hubiera otra vía que el olvido, que la prolongación silenciosa de aquel miedo no vencido.

 

Han pasado 80 años desde el  fatídico golpe militar y España sigue sin cumplir con el Derecho Internacional que le obliga a juzgar aquellos “crímenes de lesa humanidad”, suspendiendo la Ley de Amnistía de 1977, a buscar a todos los desaparecidos y a entregar sus restos identificados a sus familiares.

 

Las fosas del franquismo, conviene no olvidarlo, encierran  crímenes de guerra, “crímenes de lesa humanidad”,  bajo la fórmula denominada “desapariciones forzonas”  Quizás una de las más deplorables formas de tortura, por la negación de la víctima que constituye el arrebatarle un final, y por ensañarse no sólo con ella sino también con sus allegados presentes y futuros, contando como aliados con la incertidumbre y el tiempo.

 

Es “el cruel vacío de la ausencia”, como dice Sandra Balsells, comisaria de la exposición del proyecto Desaparecidos  de Gervasio Sánchez. “Los desaparecidos no están ni vivos ni muertos, no hay constancia de su muerte ni evidencia de su existencia. De la persona desaparecida sólo pervive el recuerdo: un rastro desdibujado por el paso del tiempo” (2)

 

Ese rastro leve, sin embargo, a veces obra milagros cuando se topa con personas como Mª Carmen España o como el citado Gervasio Sánchez, cuyo infatigable trabajo sobre el drama de los desaparecidos ha sido pieza fundamental en la activación de la conciencia en nuestro país sobre la necesidad de la recuperación de la memoria. Sin memoria tendremos una historia amputada, la sola historia mentida de los vencedores. Siempre permanecerán el olvido y el silencio como amenaza de nuestra libertad y como domesticación de nuestros deseos. Por eso dice, con toda  razón, mi amiga Iris Zavala que “el acontecimiento Guerra Civil no puede ser olvidado, por respeto a las víctimas y para exorcizar amenazas futuras, además de cumplir una deuda social con los jóvenes” Y añade: “recuperar la memoria no es vivir del pasado, es permitir que fluya el deseo renovador del presente” (3)

 

Este libro de Mª Carmen España apunta en esa dirección . Gracias a él el proceso de la fosa de La Puebla de Cazalla se convertirá en una herramienta didáctica de historia, en una manera de saldar esa deuda con los jóvenes. Porque es a ellos, además de las víctimas a quienes debemos una historia reparada de silencios y omisiones, una historia donde no estén ausentes la memoria, la verdad y la justicia.

 

Curiosamente, el caso de la fosa de La Puebla de Cazalla tuvo un temprano impulso memorialista iniciado por Francisco Moreno Galván en plena dictadura. Entre los años 60 y 70, el pintor morisco escribía las letras flamencas para los cantaores de su pueblo José Menese, Miguel Vargas y Diego Clavel. Letras que renovó hacia un sentido más lírico si bien perfectamente entroncado con el estilo del cancionero popular, y también hacia un sentido social y político. (4)

 

La miseria, el hambre, el desamparo son el territorio natural del flamenco. Francisco Moreno Galván , en sus letras, los situó en su pueblo y en su tiempo. En La Puebla de Cazalla y en plena dictadura. Y puso nombre a sus responsables, unas veces jugando hábilmente con el poder de la metáfora o de la ironía . Otras, señalando con descaro y valentía a los responsable. Valentía la suya y valentía la de quienes cantaban esas letras durante el régimen.

 

 

En este sentido merece una mención especial José Menese cuya discografía  entre los años 60 y 70 está cargada de textos que cuesta, hoy día, pensar que pasaran la censura. Desde su primer disco, fechado en 1963, se escenifican las miserias y el hambre del pueblo campesino, la incesante persecución de que era víctima, la arrogancia de los señoritos que tenían que padecer…Francisco Moreno Galván tenía un talento especial para crear esas escenas.

 

Sobre el hambre (5):

 

Aceitito que l´echaba

peacito de pan que tenía

al candil se lo quitaba

Sobre la fatiga de los jornalero (6):

 

Compañero qué suores

entre trancas y barrancas

vamos de mal en peores.

 

O directamente sobre los políticos del régimen, de la mano de la ironía (7):

 

Me jago cruces

que en el Cabildo 

faltan las luces

 

Ya desde los discos Cantes flamencos básicos (1967) y Menese (1968), Francisco Moreno Galván y su cantaor empezaron a buscar una línea de denuncia más directa, forzando las fronteras entre  lo literal y lo metafórico. Hasta el punto de grabar en ese último el “Romance de Juan García”, una recreación del camino de los fusilados  hasta la fosa del cementerio de La Puebla de Cazalla, que me veo en la obligación de reproducir íntegramente (8):

 

Fue sentencio Juan García

a golpes de mosquetón,

primera noche de agosto

sin jueces ni defensó.

 

No era por mieo su llanto

porque llorando salió, 

lloraba porque dejaba 

lo que en su casa dejó.

 

Lo sacaron amarrao

y amarraito queó,

a dos pasos del camino,

en el camino a Morón.

 

Así murió Juan García,

testamento no escribió;

pero lo que Juan dejaba 

el pueblo lo arrecogió

 

Dije verdá,

como lo que yo dije era verdá,

y como la verdá dolía,

me mandaron a callá.

 

Además de ser una oda en forma de martinete a todos los fusilados de aquel negro episodio de la historia de España, e incluso a los desaparecidos de todo conflicto, desde Colombia hasta Irak, esta letra es muy importante en el proceso que aquí nos ocupa, la fosa de La Puebla de Cazalla. De hecho lo fue en la propia búsqueda de Mª Carmen España, ya que da varias pistas que ella puedo contrastar con testimonios de los testigos. Pistas sobre el lugar donde asesinaron y ocultaron a los desaparecidos en La puebla de Cazalla, el cementerio, “en el camino a Morón”, y pistas sobre una de las fechas fatídicas de aquel verano negro, “primera noche de agosto” Recrea, además,  la escena con toda su crudeza: “Lo sacaron amarrao/ y amarraíto quedó”

 

 

De esa guisa, con las manos amarradas a la espalda y con claros signos de violencia los encontraron quienes exhumaron  los cuerpos de la fosa de La Puebla de Cazalla, tal y como había narrado Francisco cuarenta años atrás. Es decir, estamos ante un ejercicio de memoria histórica que se hace público, que se canta en el repertorio de José Menese, ya en plena dictadura. Sospecho que deben existir pocos casos similares de denuncia tan directa e in situ de las macabras desventuras de los vencidos y de las humillaciones que sufrieron a manos de sus verdugos.

 

Volviendo a la discografía de José Menese, esta línea de letras de denuncia de Francisco Moreno Galván se agudizó aún más en la década de los 70, como vemos en el disco Renuevos de cantes viejos (1970) (9) Aquí encontramos el famoso: “Señor que vas a caballo/ y no das los buenos días,/si el caballo cojeara/ otro gallo cantaría”

 

O ese cante por soleá que dice: “La lindes del olivá/ son anchas pa los Don Muchos/ y estrechas pa los Don Ná”

 

En cuanto al tema que aquí nos ocupa, este disco contiene además toda una anticipación a una de las reclamaciones fundamentales de los movimientos por la memoria histórica: “Cuando llegará el momento/ que las agüitas vuelvan  a sus cauces, / las esquinas con sus nombres,/ni reyes, ni roques, ni santos, ni frailes). Ojo. Estamos en 1970, con una dictadura militar en declive, pero aún  viva. Y Francisco Moreno Galván reclamando, desde la voz de Menese “las esquinitas con sus nombres”

 

En Cantes para un nombre nuevo (1971) continúa esa línea. Incluso se atreve a señalar a uno de los verdugos de la Falange de La Puebla de Cazalla, Barroso, con ese don natural de Francisco para el poder de la metáfora (10):

 

Ese que tan ancho anda 

en barro se revolcó,

de ahí le viene el apellío

pero por dentro es peor.

Parece que el pueblo es suyo 

y al que se encuentre se coma,

en cuanto a la calle asoma

andando abierto de patas,

que no olvie aquel que mata

que donde las dan las toman

 

El siguiente disco, Los que pisan la tierra (1974), es ya todo un alegato antifranquista, un canto a los desheredados del régimen y una invocación a la verdad frente a la injusticia (11):

 

Se han creío que la verdá

presa, ya no se alzaría,

y a la verdá no la ajogan,

aunque ajoguen la verdá

ajogá respiraría.

 

Este disco contiene, a su vez, reivindicaciones memorialistas, que evocan con melancolía  y dolor el arrebato de libertades sufrido tras la guerra (12):

 

Cómo hemos perdío 

nuestra libertá,

nos la  quitaron bañaita en sangre

pa la eterniá

 

Aunque,  donde este disco alcanza su culmen en esa dirección es en las bamberas  dedicadas al guerrillero y en la seguiriya que dice (13):

 

Se desborda si es grande la verdá

aunque esté oprimía

ya puen meterla bajo tierra y sale

a la luz del día.

 

Aunque podría citar muchas letras más, quería llegar a ésta, que parece estar escrita a propósito de Mª Carmen España y su investigación sobre la fosa de La Puebla de Cazalla, sobre esos cinco metros de tierra en la que se ocultó la verdad y de donde la verdad brotó más de sesenta años después. A partir de 1975, con la caída del régimen, la temática social y política no desaparecerá del repertorio de letras que Francisco Moreno Galván seguía escribiendo para Menese. El cierre de ese ciclo llegará con los discos La Palabra (1976) y Andalucía, 40 años (1978)  Ambos constituyeron un demoledor ejercicio de memoria sobre todo lo sufrido por el pueblo español (14):

 

Qué dolo de pueblo

lo que ha soportao 

golpes y golpes y más golpecitos 

en el mismo lao.

 

Sus letras son una celebración de la libertad recién alcanzada y una invitación a la reparación del daño causado (15):

 

Ya es tiempo de que se acaben

favores y privilegios

dar a Dios y al Rey lo suyo

y al pueblo lo que es del pueblo

 

De Andalucía, 40 años quizás lo más importante es que realiza na narración de la guerra, de la –ç´´b-mn mposguerra, del final de la dictadura y del inicio de los nuevos tiempos de esperanza, con un claro sentido narrativo e histórico, pese a abordarse desde la letra flamenca, es decir, desde la poesía. En adelante, el repertorio político desapareció  prácticamente de la discografía de Menese, si bien él estuvo cantando esas letras hasta el final.

 

He querido detenerme largamente en este elenco de letras de Francisco Moreno Galván  porque considero fueron la primera piedra en la construcción de la memoria histórica en La Puebla de Cazalla a raíz del golpe militar del verano de 1936 y de la represión que le sucedió.

 

Tras esa primera piedra, tuvieron que pasar casi cuarenta años para que Mª Carmen España nos despertase a los moriscos de la amnesia hispánica. Y desde entonces, gracias a su impulso y al de otros muchos familiares, voluntarios y demás personas y entidades implicadas en el proceso, se han dado importantes pasos  por la memoria histórica en La Puebla de Cazalla, no sólo con la exhumación de la fosa sino con todo lo que la ha rodeado  en su largo recorrido: El I y II Seminario de Historia Reciente “Historia y Memoria” organizado por el Ayuntamiento y el IES “Federico García Lorca” en 2008 y 2009; la publicación del libro La represión militar en La Puebla de Cazalla (1936-1943), obra del historiador José María García Márquez, un referente en los estudios de Memoria Histórica sobre los sucesos de la guerra civil y la represión franquista en la provincia de Sevilla (16); la celebración de las Jornadas de Memoria Histórica de La Puebla de  Cazalla, organizadas por el Ayuntamiento en 2015; o la denominación del cementerio de La Puebla como “Lugar de Memoria Histórica” , decretada por la Junta de Andalucía en 2014.

 

En ese lugar, sobre la misma fosa, el Ayuntamiento de La Puebla de Cazalla prepara, además, la construcción de un mausoleo en memoria de los republicanos asesinados que será una herramienta pedagógica en la que se reconstruirá el proceso de la fosa.

 

Una herramienta de memoria histórica de esas que tanta falta hacen en España. Así, como señala en la Introducción de su libro Mª Carmen España, “poco a poco, cada lugar de muerte deviene en un espacio de memoria, de reflexión y de exigencia de justicia”. Queda todavía, sin embargo, acabar con las pruebas de ADN para poder proceder a la identificación de las víctimas y a la devolución de sus restos a sus familiares , a fin de que estos puedan darle la sepultura digna que les negaron sus verdugos.   

 

 

Notas:

(01)UNAMUNO, Miguel de. Vida de Don Quijote y Sancho. Madrid. Espasa, 1958, pág. 51

(02)BALSELLS, Sandra. “La huella de la memoria” en  SÁNCHEZ, Gervasio. Desaparecidos. Barcelona. Blume, 2011, págs.. 14-17

(03)ZAVALA, Iris. La (di)famación de las palabras. Barcelona. Anthropos, 2009, págs.. 174-176

(04)GRIMALDOS, Alfredo. Historia social del flamenco. Barcelona. Península. , 2011.

En la  pág.141señala: “En cariñosa controversia con su amigo Antonio Mairena que apostaba decididamente  por cantar sólo los versos tradicionales, y con quien coincidía en a defensa a ultranza de la pureza cantaora, Francisco apostó por una revolución temática cargada de contenido social”

(05)MORENO GALVÁN, Francisco. Letras flamencas completas. Edición y notas de Cristino Raya González. La Puebla de Cazalla. Peña flamenca Francisco Moreno Galván, 1998. Pág. 34

Estas letras flamencas han sido recientemente reeditadas con el título Poesía del flamenco. Barcelona. Ed. Barataria,2016

(06)Ibid. pág. 51

(07)Ibid. pág. 21

(08)Ibid. pág. 39

(09)Ibid. págs. 63-70

(10)Ibid. pág. 74

(11)Ibid. pág. 111

(12)Ibid. pág. 113

(13)Ibid. pág. 120

(14)Ibid. pág. 142

(15)Ibid. pág. 145

(16)GARCÍA MÁRQUEZ, José María. La represión militar en La Puebla de Cazalla (1936-1943). Ayuntamiento de La Puebla de Cazalla, 2009.

 

Continuar leyendo
Publicidad