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Morón

Otro Morón, al cantío de un Gallo

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Morón. Aunque la distancia que los separa son unas cuantas horas de vuelo, en las más modernas naves aéreas, lo cierto es que en la  geografía planetaria…

Morón. Aunque la distancia que los separa son unas cuantas horas de vuelo, en las más modernas naves aéreas, lo cierto es que en la  geografía planetaria es posible localizar otra ciudad que, paradójicamente, también lleva el nombre de Morón. Sus coordenadas más exactas se pueden  encontrar en la mayor de las Antillas, Cuba, donde en la central provincia de Ciego de Ávila está Morón, también conocido como La Ciudad del Gallo.

Por  razones de transculturación,  ese gallo del Morón  avileño, tiene sus raíces en el bien conocido Gallo de Morón de la Frontera, historia bien conocida, tanto en uno, como en otras  ciudades. El de acá, el Morón de Cuba, es  una ciudad en franco desarrollo, ya próxima a los 70 mil habitantes, favorecida, gracias al proceso revolucionario con el desarrollo de un destino turístico conocido internacionalmente como Jardines del Rey y que abarca los  cayos Coco y Guillermo, y en un futuro no muy lejano,  la zona de Cayo Paredón.

Los que visitan por primera vez este entorno turístico quedan sorprendidos por la forma en que se llega a esta cayería, nada menos que por un pedraplén construido sobre las olas del mar, en un trayecto de aproximadamente unos 20 kilómetros, además de contar con  playas de 
arena  muy blanca y  fina, una espesa vegetación y modernas instalaciones  hoteleras levantadas bajo la premisa de la conservación del medio ambiente.

Pero este Morón del que les hablo cuenta con otros encantos. A pocos kilómetros la Laguna de la Leche, mayor lago natural de agua dulce del país, donde  anualmente se  realiza el Carnaval Acuático, con un desfile de  embarcaciones engalanadas, simbolizando diferentes motivos 
artísticos y culturales.

Esta  ciudad tiene ricas tradiciones culturales, se inserta en la historia de la patria con sus héroes  y mártires, y  testigos  son muchos muros, tarjas y monumentos, que  al paso de los años son verdaderas reliquias que defienden los  moronenses. Les  hablo por ejemplo de un joven que vendió prendas por las calles de esta ciudad, fue empleado de una tienda comercial durante la dictadura batistiana y que un día llegó a las montañas para encontrarse  con Fidel Castro y ganarse el derecho de integrar el pelotón suicida del Che Guevara, y ser víctima de un balazo durante la toma de Santa Clara, un día antes de triunfar la Revolución Cubana. Me refiero al Capitán Roberto Rodríguez "El Vaquerito", de quien, al caer en combate, exclamó  el Ché: "nos han matado cien hombres".

Esta es parte de la credencial del otro Morón, el que resiste  un férreo y genocida bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos por más de cinco décadas, el que no detiene su marcha y  ha aprendido a saltar obstáculos, el que cada día a las seis de la mañana escucha con alegría el cantío de un gallo, dando la bienvenida a una nueva jornada.

-Leonel Iparraguirre González
  Periodista.

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