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La Residencia Flora Tristán, ¿la Universidad Pablo de Olavide ya no mira al Polígono Sur?

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Imagen de portada: Flora Tristán

El Rector debería recordar la misión de la Universidad que preside. Principios rectores como “reflexión”, “pensamiento crítico”, “progreso”, “derechos fundamentales y libertades públicas” o “igualdad entre mujeres y hombres”, no pueden ser papel mojado.

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Hace justo 20 años abrió sus puertas la Residencia Universitaria Flora Tristán, un proyecto insigne de la Universidad Pablo de Olavide en el Polígono Sur de Sevilla con la rectoría de Rosario Valpuesta.

La entonces Rectora no lo sabía, pero el edificio que compró en un “barrio marginado” para convertir en Residencia, -algo que ya le generó susceptibilidades y rechazo en su propio equipo de gobierno, tachándolas incluso de “locas”-, se terminaría convirtiendo en uno de los mejores proyectos de innovación social en el territorio desde la Universidad, único en Europa y América.

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El proyecto se fue enlazando con lo que se denominó como “el movimiento de los asentamientos urbanos” (settlements), una expresión del siglo XIX para dar respuesta a los males provocados por el crecimiento desmedido de las ciudades tras la Revolución Industrial. Una respuesta a través de centros ubicados en el corazón de esos barrios desiguales, donde estudiantes comprometidos/as se iban a compartir una “vida cooperativa” y “en relación” con sus vecinos/as.  Un antecedente del trabajo social comunitario y del feminismo, ya que entre sus filas se encontrarían, principalmente, mujeres del movimiento sufragista -entre otros-.

Sin embargo, esta línea de innovación en el territorio se quiebra cuando se designa por el equipo de gobierno actual a José Luis Sarasola como Director, que fulmina de un plumazo décadas de sinergias entre residencia y vecindad, fundamentales para el éxito de este proyecto. Aunque al poco más del año de su elección se “obligó” a dimitir a José Luis Sarasola, no somos ilusas. Su elección respondía, no a un error, sino a un cambio estratégico de la línea de intervención de la Universidad Pablo de Olavide en el territorio. Un cambio que ya se ha publicado como objetivo cumplido con éxito en su programa electoral.

De esta forma nos encontramos con que veinte años después asistimos al resquebrajamiento de los pilares que sustentaban la Residencia Flora Tristán y su proyecto social, quedándose éstos como un mero decorado, totalmente vacíos de contenido, a pesar de algunos esfuerzos por mantener o recuperar algo de lo que había. Las prácticas autoritarias, la pérdida de democracia interna de los procesos, el cambio del enfoque social, la vulneración de los derechos laborales de las trabajadoras, la persecución ideológica a las mismas por el actual de gobierno de la UPO, entre otras cosas más, hace que un territorio tan necesitado de apoyo y acompañamiento como es el Polígono Sur sevillano, pierda el enjambre de apoyo, formación, acompañamiento y cuidado que suponía esta Residencia Universitaria y su proyecto social.

Si analizamos el programa de gobierno presentado por el equipo de Paco Oliva en relación con la Residencia, Oliva pretende “mejorar los espacios y los procesos de intervención e innovación social de la universidad desde la R.U. Flora Tristán”, y para ello dice que va a “rediseñar el proyecto formativo y de intervención para adecuarlo a los nuevos agentes sociales”. Nos cabría preguntarnos quiénes van a ser esos nuevos agentes sociales y dónde quedan los agentes que ya operan en la misma, como son sus residentes, sus trabajadoras y las vecinas y vecinos del barrio, su tejido asociativo, que participaban en las actividades de ésta. ¿Dónde quedan esas personas que han participado en la Flora Tristán en los nuevos planes del actual Rector si no cuenta con ellas? Cuando en sus acciones de futuro habla de seguir ampliando el “hotel de asociaciones” y “conectando con procesos de innovación social y de ciencia ciudadana que aporten más y mejores proyectos de intervención” ¿a qué se refiere?, ¿Por qué quienes toman las decisiones en la UPO no han venido a escuchar ninguno de los paneles que se organizaron en su XX Aniversario, donde quedó claro que la Residencia Flora Tristán era ya una cosa del pasado?, ¿y con las estudiantes y demás residentes que viven aquí?, ¿no decía que gobernaría para ellos/as?, ¿por qué el Rector no quiere “atender” a las trabajadoras de la residencia Flora Tristán a pesar de habérselo pedido insistentemente?

Nos hacemos estas preguntas con el convencimiento de que en algún momento Paco Oliva se haga eco de las demandas de un proyecto que no sólo es suyo, ni de su equipo de gobierno. Es también del barrio, el Polígono Sur de Sevilla, de los/as estudiantes, las entidades e instituciones, y de los/as trabajadores/as que lo han hecho posible. Todos esos agentes sienten a la Flora como algo suyo, o al menos como un proyecto compartido.

De todo lo que está sucediendo hay claramente más personas responsables, tanto a nivel técnico como político, pero la última responsabilidad recae especialmente en el máximo representante de la Universidad Pablo de Olavide, que debe actuar en consecuencia con todos los agentes implicados en el proceso, incluidas las trabajadoras de la Residencia.

El Rector debería recordar la misión de la Universidad que preside. Principios rectores como “reflexión”, “pensamiento crítico”, “progreso”, “derechos fundamentales y libertades públicas” o “igualdad entre mujeres y hombres”, no pueden ser papel mojado. 

En este nuevo inicio de mandato, Sr. Rector, puede que sea bueno que “recuerde” y “rememore” las enseñanzas de su maestra y su mentora, Rosario Valpuesta. Demuestre ser un justo discípulo de sus enseñanzas.

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