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Opinión

Opinión. Independencia nacional, soberanía popular, democracia

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Algunos, en cuanto oyen la palabra democracia, se les hacen los sesos agua. Y con los sesos hechos agua…

Algunos, en cuanto oyen la palabra democracia, se les hacen los sesos agua. Y con los sesos hechos agua es imposible pensar.

Y la palabra se emplea profusamente para engañar a ingenuos.

En tiempos de Batista, apoyado por los democráticos yanquis, todo el mundo sabe que en Cuba había una gran democracia.

Cuba era en aquellos tiempos una colonia de los EE.UU. Los norteamericanos eran dueños de la mayor parte de la tierra y de la industria cubana. La mafia norteamericana controlaba los hoteles, el juego y la prostitución. Cuba era un prostíbulo yanqui.

Más de 20.000 cubanos fueron asesinados, muchos de ellos después de torturas increíbles, por el democrático régimen yanqui-batistiano.

Hasta que triunfó la revolución, el pueblo en armas.

Y rescató su independencia y soberanía echando a los yanquis y recuperando sus tierras, sus industrias, su patria. Desde entonces, con todos los defectos que queramos, los que mandan en Cuba son los cubanos.

Eso es lo que no soportan los EE.UU. y sus amigos. Y algunos “tontos útiles”

Es evidente que hoy día hay más democracia en Cuba que con la dictadura de Batista. Porque el primer requisito de cualquier democracia es la independencia, la soberanía.

Imposible que en una nación haya democracia sin soberanía, sin independencia.

Los EE.UU, sin embargo, no se conforman con el cambio y sueñan con revertir la situación,  volver a adueñarse de la isla. Se gastan decenas de millones de dólares al año en comprar todo tipo de agentes (de dentro y fuera de Cuba) para derrocar el socialismo cubano y mantienen un bloqueo criminal que es rechazado cada año en la ONU por todos los países del mundo menos Israel.

Por eso cuando oigas o te digan que en Cuba hay una dictadura, no te lo creas. Que no te engañen. En ninguna parte del mundo hay una democracia perfecta pero el Poder Popular cubano es mil veces más democrático que la plutocracia yanqui. En Yanquilandia hay muy poquita democracia (gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo).  Quien manda no es el pueblo, es el dinero.

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