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Opinión

¿Existen clases sociales? y ¿hay conflicto entre ellas?

Una característica del tiempo que vivimos es la creencia, ampliamente extendida en los mayores…

Una característica del tiempo que vivimos es la creencia, ampliamente extendida en los mayores fórums políticos y mediáticos del país, de que las clases sociales han dejado de existir. Aunque se acepta que en periodos anteriores las clases sociales hubieran existido, hoy se cree que han dejado de existir (o han dejado de ser relevantes en el estudio del comportamiento social) debido a los dramáticos cambios que ha sufrido la estructura social. En consecuencia, términos y conceptos como burguesía, pequeña burguesía y clase trabajadora han dejado de utilizarse para definir los distintos colectivos en los que la ciudadanía se ubica. En lugar de estos términos, la sabiduría convencional ha redefinido la estructura social catalogando a la población en tres categorías: los ricos, las clases medias y los pobres.

En esta categorización, a la mayoría de la población se la cataloga como perteneciente a las clases medias, tomando como característica definitoria el nivel de renta del individuo, independientemente del origen de tal renta o de la relación que tenga con los medios que producen esas rentas. Se incluyen así en estas clases medias un amplio abanico de rentas, que van desde los que son casi ricos a los que son casi pobres, abarcando de esta manera a la gran mayoría de la población. Para probar la veracidad y certeza de este análisis, los que presentan esta redefinición de la estructura social presentan  encuestas   que muestran que la mayoría de la ciudadanía se define como perteneciente a la clase media. Estas encuestas, sin embargo, son poco creíbles por la manera como se hace la pregunta en dichas encuestas: “¿Pertenece usted a la clase alta, a las clases medias, o a la clase baja?”. Puesto que se asume que la llamada clase alta son los ricos y la clase baja son los pobres, la identificación de la población con la clase media quiere decir (y solo quiere decir esto) que la mayoría de la población no se consideran ni ricos ni pobres, con lo cual tal identificación carece de relevancia y valor explicativo de comportamiento social.

Ahora bien, la definición de la mayoría de la población como clase media no es inocente. Por extraño que parezca, responde a un proyecto político profundamente conservador que intenta, por todos los medios, la desaparición de las categorías de clase social de los análisis sociales científicos (que derivan de todas las tradiciones sociológicas, desde Marx a Weber) y sobre todo de la categoría de lucha de clases, categorías definidas como “anticuadas” por la sabiduría convencional que se reproduce también entre las izquierdas. Se quiere hacer olvidar cómo el poder se genera y reproduce, que continúa basándose primordialmente, aunque no exclusivamente, en la relación que la población tiene con los medios que generan y distribuyen riqueza y rentas, así como en el tipo y condiciones de su trabajo…. la categoría clase social continúa jugando un papel fundamental para entender a nuestras sociedades, así como a sus instituciones. (En un artículo reciente he mostrado como el conflicto Capital-Trabajo ha jugado un papel determinante en la crisis financiera y económica actual : “Capital-Trabajo, el origen de la crisis actual”. Monde Diplomatique. Julio 2013).

La realidad de este hecho está reapareciendo muy rápidamente en estos momentos de profunda crisis financiera, económica y política. Y un caso claro es lo que está ocurriendo en EEUU, donde la percepción conservadora de la estructura social se inició, extendiéndose a otros países…

¿Existe lucha de clases?

El empobrecimiento de los diferentes componentes de la clase trabajadora y de sectores importantes de las clases medias que derivan sus ingresos de la renta del trabajo, junto con el enorme enriquecimiento de las rentas superiores que derivan sus rentas de la propiedad del capital, ha llevado a una polarización de la estructura social con un claro resurgimiento de la conciencia de clase.

Varias encuestas (véase la Pew Survey. 01.11.2013) han mostrado el gran crecimiento de la conciencia de clase y de la percepción de conflicto existente en tales clases, percepción que se ha dado en todos los sectores de la población. Así, el porcentaje de la población que indica que hay una lucha de clases (class conflict) ha subido de un 43% en 2009 a un 65% en 2012, porcentaje que alcanza incluso cifras mayores (un 74%) entre los afroamericanos. Entre los latinos es un 61%. Es también interesante indicar que entre la población joven (18-34 años) esta percepción (71%) era mayor que en los otros grupos de edad.

Ni que decir tiene que la composición de las clases sociales ha ido variando (siempre ha estado variando), así como la manera como se produce y expresa dicho conflicto. Por regla general, las clases más pudientes rechazan el concepto de conflicto de clases, y solo lo utilizan cuando ven que las otras clases toman acciones en defensa de sus intereses que afectan negativamente los intereses de las clases más pudientes. Así, el Partido Republicano, hegemonizado por la ultraderecha, acusa al movimiento sindical de incentivar la lucha de clases cuando propone aumentar los impuestos sobre los beneficios del capital. Pero en cambio, no utiliza tal expresión cuando se han bajado esos impuestos a costa de aumentar los impuestos sobre el trabajo.

Hoy la polarización social, con la enorme concentración del poder financiero y económico, ha redefinido la lucha de clases, creándose una alianza de clases (la clase trabajadora con componentes de la clase media, que constituyen las clases populares) frente a una minoría que incluye los miembros de las élites económicas y financieras, aliadas a las élites de los partidos dominantes y mayores medios de información, que hoy dominan la vida política y económica de nuestros países…

De ahí que el eslogan del conflicto entre los de abajo contra los dearriba, aunque exitoso desde el punto de vista mediático, sea insuficiente, pues no tiene la suficiente característica definitoria de señalar por qué unos están arriba y otros están abajo. Las categorías científicas de clases trabajadoras y medias (o clases populares) frente a las clases dominantes, llámense burguesía, clase capitalista o Corporate Class como en EEUU, describe mejor lo que está ocurriendo, que es un conflicto entre las clases populares, que son la mayoría de la población en cualquier país, y la minoría, que deriva su poder de clase de la propiedad de los medios de producción y distribución, así como de los medios de legitimación y persuasión, y sus aliados en las distintas ramas del estado encargadas de reproducir su dominio sobre la mayoría de la población. Así de claro.

Lecturas aconsejadas: The Democratic Class Struggle de Walter Korpi yBarcelona: de la necesidad a la libertad. (Las clases sociales en los albores del siglo XXI) de Marina Subirats

 Vicenç Navarro. Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

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