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Opinión

Opinión. Yo también pude ser Verónica Forqué

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Me levanto por la mañana, me miro en el espejo, ojeras marcadas, bolsas en los ojos, cojo aire, intento sonreírme ante el espejo,  ¿a quién intento engañar?. Está claro que a mí misma…

 

Me levanto por la mañana, me miro en el espejo, ojeras marcadas, bolsas en los ojos, cojo aire, intento sonreírme ante el espejo,  ¿a quién intento engañar?. Está claro que a mí misma.

 

Me lavo la cara, me peino, me pongo un poco de maquillaje, cojo camino al trabajo, antes de entrar por la puerta vuelves a coger aire, sonríes todo lo que puedes y entras como si fuese todo bien, sonríes a tus compañeros, hablas con ellos, te ríes, cuentas unos chistes incluso,  empieza tu jornada… y por un momento tu mente parece que está todo bien, que no es para tanto, no hagas dramas te dices a ti misma, sólo ha sido una mala noche.

 

 

Pasa tu día y parece todo muy normal, pero llega la noche y tu corazón empieza a temblar, tu notas la angustia de esa cama esperándote, llega la hora y vuelves a la  cama, música clásica, un poco de meditación, mejor un vaso de leche calentita, estas lista para acostarte pero tu corazón ya no tiembla ahora cabalga, la agonía, el miedo, las lágrimas suben desde tu pecho, amontonándose por tu garganta, todas a la vez te afosan, y las lágrimas abren su camino, rompes en un llanto que te hace estremecer, te duele el alma, lo más profundo de ti misma.

 

Todo tu cuerpo te tiembla, ¿por qué lloro? No lo sé…

 

Consigo calmar mi cuerpo, mis ojos rojos, mi nariz aún moquea, mi voz está rota, he debido de gritar, espero que mis vecinos no lo hayan escuchado, tranquilízate nadie puede oírte… no puedo dejar de pensar que todos me han oído, abro un cajón me como una magdalena, no es sufriente necesito más azúcar, me como unas onzas de chocolate, me voy a tomar un zumo… unas patatas fritas, un poco de queso ¡u también tengo paté!;¿qué estoy haciendo? No lo sé, me calma.

 

Suena de nuevo la alarma me duele la tripa, me levanto corriendo a vomitar, ayer comí demasiado, no volveré a hacerlo.

 

Otro día pasa y de nuevo llega la noche y de nuevo el corazón vuelve a galopar, vuelven los miedos, vuelven las lágrimas, vuelven los gritos,  me calmo pasado un tiempo que no llegó a saber exacto, sé que dije que no volvería a comer tanto pero abro de nuevo el cajón, la nevera y el armario después… me vuelve a doler estómago, ¿qué estoy haciendo? No lo sé, sólo quiero dormir.

 

 

Tengo fiesta, voy a aprovechar mi día, veré a mis amigos, veré a mi familia, no veo a nadie porque la cama me tiene atrapada, y no necesito que llegue la noche mis ataques llegan sin avisar, a cualquier hora, los atracones son más frecuentes, ya no solo grito y lloro, me araño buscando dolor externo para acallar el interno, necesito que deje de dolerme el alma.

 

 

Pero no digo nada, sigo callada, ¿a quién le cuento esto? No me van a creer, dirán que exagero, dirán que solo es una racha, pero yo sé que no, que esto se está haciendo grande que me está consumiendo, pero cuando llega el monto de hablar, de contar todo, cuento un chiste, todos ríen yo incluida y me digo todo pasará tranquila.

 

Así pasan los días, no puedo más, no quiero más noches, no quiero más miedos en mi garanta atrapados, cojo un cuchillo, preparo la bañera, ya no habrá más sufrimiento se acaba aquí. Me miro en el espejo, desnuda, temblando, con el cuchillo en la mano ya está todo listo, pero algo me hace girar mis pies, cojo el teléfono y llamo de urgencia a mi médico….

 

Yo pude se Verónica, yo sentí el dolor, el miedo.

 

El mayor problema es el estigma que conlleva la palabra depresión, nadie quiere admitir que está viviendo en pozo, estar en el pozo te hace pensar que todos van juzgar tus sentimientos.

 

Un buen trabajo, tu piso, tus amigos, puede que también pareja, hijos incluso, tienes todo lo que se espera de una vida normal, pero sientes que algo no está bien.

 

Ahora puedo contarlo, tengo mis herramientas, sé que no soy la única persona, sé que no me tiene que dar vergüenza, no tengo que culparme.

 

 

 Si conoces a alguien que pueda estar pasando por esta situación, o te sientes identificada en este relato llama a 900 107 917.

 

Amara

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