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Opinión

Cartas al director. Atad los perros, propietarios

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Sr. Director de lavozdemoron: El otro día salí a dar un paseo campo a través por las inmediaciones del Club de Campo Cantarranas. Encontré  que habían cerrado con una malla el acceso a la carretera 

_Sr. Director de lavozdemoron: El otro día salí a dar un paseo campo a través por las inmediaciones del Club de Campo Cantarranas. Encontré  que habían cerrado con una malla el acceso a la carretera de Morón-Montellano.

 

 

Me interné entonces por entre los olivos andando tan tranquilo cuando, de improviso,  apareció un perranco  de una de las casas, que a mí me pareció un león, ladrando insistentemente y con cara de pocos amigos. Confieso que sentí miedo pues fue un buen trecho a escasos dos metros persiguiéndome.

 

Creo que cada cual puede tener los perros que desee para que le guarden la propiedad  pero los perros tienen que estar atados y/ o con bozal. También pueden estar sueltos dentro de un recinto mallado.

 

Porque de lo contrario el perro puede morder a alguien. Y eso también puede acarrear problemas al propietario del perro y del terreno.

 

 

Esta carta se la envió para su publicación con el interés de que llegue a los oídos no sólo del propietario que tiene el perranco suelto en los aledaños del Club de Campo Cantarranas sino para todos aquellos que tienen perros, incluso para los que los tienen en la ciudad.

 

 

Lo digo porque no hace mucho, se conoce que los perros me tienen especial cariño, el perro de la vecina que, suelto y sin bozal, se asustó por lo visto con el ruido de la moto en la que iba montado y me pegó un bocado en el gemelo de la que guardo testimonio cicatrizante, rompiéndome también en pantalón recién estrenado.

 

A  ver si me hacen caso y podemos pasear e ir en moto tranquilos. Seamos civilizados y que no tengamos que decir ¡Cuidado con el dueño! en vez de ¡Cuidado con el perro! De lo de las cacas y los pipís no digo nada más que es mejor tener un pueblo limpio que sucio y que nadie tiene derecho a imponer las cacas y los pipís a los demás. Por mucho que se quieran a los perros, tenemos que querer también al resto de los animales. Entre ellos a nuestros conciudadanos y nuestras conciudadanas. Que también somos animales y también merecemos que se nos quiera.

 

Excepto a unos pocos de cafres.

 

Antonio Martínez Gamero

 

 

 

 

 

 

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