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Opinión

Doble error. No nos dejemos engañar por las apariencias (sobre Jeanine Añez, presidenta “encargada” de Bolivia)

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Todo lo tiene completo/ la María Antonia,/alcahueta, borracha,/p*ta y ladrona (Recuerdo de la infancia)…

Todo lo tiene completo/ la María Antonia,/alcahueta, borracha,/puta y ladrona (Recuerdo de la infancia)

 

 

Tenía la peor opinión de Jeanine Añez, la presidenta “encargada” de Bolivia. Su actuación antes del golpe, en el golpe y después del golpe no me dejaba ninguna duda acerca de su maldad.

 

Me topé hace poco con un artículo de María Galindo, Jeanine, ¿usurpadora, sustituta, subalterna?, cuya lectura recomiendo, que da bastante información sobre sus perfil psicológico.

 

Dicho artículo me ha hecho ver que estaba bastante equivocado al menos en dos de mis apreciaciones. Mis errores, en las dos ocasiones, han sido debidos a dejarme engañar por las apariencias.

 

Por su aspecto creí que Jeanine Añez era de raza blanca. María Galindo me advierte del engaño: La imagino…, como la niña morena de entre cientos de niñas morenas que aprenden, antes que a leer, a odiar el color de su piel y sus cabellos, porque a ese remoto lugar donde no llegó el Estado, llegó Barbie y Coca Cola anunciando felicidad

Una de esas niñas barbieficadas es hoy nuestra presidenta, la que gracias a la rubia cabellera logró separarse y distinguirse de su grupo social. Su rubificación no puede ocultar los pómulos y los ojos rasgados,  un origen que la ha colocado en la historia como enemiga de sí misma. Su odio a lo indio es de todos los odios el más doloroso, porque es un odio contra sí misma”.

 

 

Me he fijado mejor en varias fotos suyas .Y así es. Efectivamente. Añez tiene los rasgos indios que señala Galindo.

 

El otro error mío es que yo la consideraba una beata. La había visto blandir  la Biblia cual espada flamígera y juzgué que era una de esas personas muy religiosas, sinceramente fanáticas. María Galindo me saca del error:

 

 

“La Biblia es el único libro que estuvo siempre en su vida, como objeto decorativo, como referencia utilitaria, como suplente del vacío de conocimiento y de información. Así es como la usó el día de su posesión”…

 

No es santurrona, ni beata,… La fe juega entonces en su vida un papel distinto al moralista; le sirve como el tinte de cabello para dignificarse socialmente, como muletilla en el discurso, y para encomendarse a un ser supremo cuando sale de la casa presidencial, a pisar un campo que ella misma sabe que está minado”

 

O sea que la tipa es aún peor de lo que yo creía. Es más completa que la María Antonia a la que se refería mi madre.

 

Diderot

 

 

 

 

 

 

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