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Opinión

Las lenguas tóxicas. Opinión de Juan Segura

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El gran fabulista griego Esopo pertenecía a la clase de los esclavos. Sí, amigas y conciudadanos de Morón de la Frontera, en Grecía y en Roma, las cunas de nuestra “civilización occidental” existía la institución de la esclavitud…

_El gran fabulista griego Esopo pertenecía a la clase de los esclavos. Sí, amigas y conciudadanos de Morón de la Frontera, en Grecía y en Roma, las cunas de nuestra “civilización occidental” existía la institución de la esclavitud.

 

 

Aún durante el “siglo de Pericles”, periodo de máximo esplendor de la “democracia ateniense”, la democracia convivió con la esclavitud. Pero a nadie (excepto a los esclavos) se le ocurría considerar que tal democracia no era totalmente democrática aunque para  los esclavos fuera una verdadera dictadura. Pero eso no tenía ninguna importancia porque los esclavos no pintaban nada.

 

Esopo, como esclavo, ejercía varías tareas. Entre ellas la de cocinero.

 

 

Un día le dijo su amo que le preparara  el mejor plato que supiera guisar. Esopo le preparó lengua. Otro día le encomendó que le preparara el peor plato. Y Esopo le volvió a preparar lengua.

 

La lengua no solo sirve para cocinar sino también para articular las palabras: para hablar.

 

Y de esta manera, y al mismo tiempo, también puede ser algo excelente o una porquería.  Y quien dice habla dice escritura.

 

 

Con la aparición de las redes sociales y la extraordinaria extensión del habla y la escritura, la cantidad de porquería ha crecido exponencialmente, de la misma manera que antes había  crecido los distintos tipos de  basura (sólida, líquida y gaseosa)  con que estamos contaminando la Tierra.

 

No estoy seguro de qué tipo de veneno acabará siendo más dañino.

 

Juan Segura

 

 

 

 

 

 

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