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Opinión

La protesta salesiana.

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Hasta hace poco, en nuestro país, la protesta callejera era pecado (no sé si venial o mortal) para la “gente de orden”. Era cosa de la “chusma”,…

Hasta hace poco, en nuestro país,  la protesta callejera era pecado (no sé si venial o mortal) para la “gente de orden”. Era cosa de la “chusma”, de gente poco seria. De la plebe. Cosa de partidos políticos de izquierda. Cosa de sindicalistas. Cosas de gitanos, murcianos y gente de mal vivir (personas que Alfonso X el Sabio no quería en sus ejércitos así fueran a morir frente al infiel)

Hasta hace bien poco, aquellas personas que manifestaban cualquier tipo de reivindicación en la rúa eran calificadas por los bienpensantes “personas de orden” como  radicales, folloneros, alborotadores…

Pero como la vida sigue y al “progreso” no lo para “ni dios”, héte aquí que la parte de la comunidad escolar salesiana  más infantil (junto a padres y profesores), ha salido a la calle a protestar para pedir que a ellos no les afecten los recortes que están afectando a “todo dios”

Las personas de pensamiento progresista, como es bien sabido, no tenemos nada contra esta manifestación callejera. Al revés. Nos alegra que hasta las instituciones más conservadoras, con su presencia en la calle, den testimonio de que la protesta callejera no sólo no es pecado sino que, más bien, es el ejercicio de un derecho cívico, un acto cívico.

Y como todo acto cívico, público, está sujeto a la crítica en sus aspectos concretos. Y eso es lo que me propongo hacer, respetuosamente, a continuación.

En primer lugar están los sujetos de la manifestación: niños muy pequeños, acompañados por  padres, profesores, salesianos directivos del colegio y hasta una diputada andaluza del PP.

Si este evento lo hubiera protagonizado cualquier fuerza de izquierdas, que no quepa a ningún lector la menor duda  que la inmensa mayoría de los medios de prensa, incluyendo a esos tertulianos sectarios, indocumentados y meapilas, que pululan por radios y televisiones como setas en primavera, hubieran acusado de manipulación infantil a sus convocantes.

Por otra parte la diputada del PP, única fuerza política que apoyó explícitamente la convocatoria, se pasó un pelín al expresar ciertas críticas contra el Alcalde, Juan Manuel Rodríguez, del PSOE, que tiene un hijo en el Colegio San Juan Bosco. No demostró buen gusto, precisamente, la diputada al hacer esta mención personal  que no viene a cuento. Aunque quizás esto le sirva al psoecialista Alcalde para reflexionar sobre la escolarización de su prole.

Pero  vamos a lo esencial de la protesta. Los salesianos se quejan de que les quitan un curso de tres años. Ello supone la eliminación de sucesivos cursos en los años siguientes.

Creemos que es una razón bastante razonable para quejarse,  porque a nadie le gusta que le quiten nada de lo que ya tenía. Así que comprendemos las razones de su queja.

Lo que ya entendemos menos es qué pinta una diputada del PP en esta queja. Precisamente los recortes en Andalucía vienen dados porque el gobierno de Rajoy ha dejado de financiar parte de la sanidad y de la educación en toda España. Cosa que dijeron que no harían jamás. Estos recortes han supuesto disminuir en varios miles los profesores interinos de la escuela pública andaluza, bajarle el sueldo a los profesores de la enseñanza pública, y un largo etcétera… Es imposible que la enseñanza concertada pretenda que el tijeretazo dado por Rajoy no les afecte a ellos ni en lo más mínimo.

Y entendemos todavía menos algunos de los ataques que miembros de la comunidad escolar del colegio San Juan Bosco profieren contra algunos grupos y personas que no piensan como ellos.

Hay que tener en cuenta que a la Junta de Andalucía hay que exigirle que gestione eficazmente el presupuesto que tiene. En Morón ha bajado el número de niños de tres años. Este año se van a hacer trece grupos de unos 20 alumnos por aula. Sobra un grupo con respecto al año pasado. ¿De dónde se quita?

La primera opción era el cierre del Colegio Fernando Villalón. La comunidad del Fernando Villalón con el apoyo, real y efectivo, de uno sólo de los grupos políticos representados en el Ayuntamiento, consiguió parar el cierre. Se hubieran perdido muchos más puestos de trabajo. A nadie, excepto al mencionado grupo político, Izquierda Unida, pareció importarle demasiado.

Hay que ser sensibles, y más en los tiempos que corren, al argumento de los puestos de trabajo. Pero los puestos de trabajo de la educación pública valen tanto como los de la privada. A veces hay que optar entre dos males. Hay que decidir. Esta es la situación en que nos ha puesto el gobierno del PP con su tijeretazo.

Nuestra opción es por la escuela pública. La escuela privada concertada es subsidiaria de la pública. La escuela concertada no puede pretender que no le afecten los recortes y que sólo afecte a las escuelas públicas.

Bueno, rectifico, pretender sí que puede pretenderlo. Pero no es razonable que la Junta de Andalucía y las fuerzas progresistas de este país accedan  a sus pretensiones. Puesto que la Junta de Andalucía está obligada, por las leyes, a priorizar la enseñanza pública.

 

 

 

 

 

 

 

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