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Opinión

Carta a Director. La “supremacía blanca” y el olimpismo

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Opinión. Una de las ideas más nefastas que recorre el mundo desde hace siglos es la de la supremacía “racial” (supremacía racial “blanca” en el 90% de los casos)…

Opinión. Una de las ideas más nefastas que recorre el mundo desde hace siglos es la de la supremacía “racial” (supremacía racial “blanca” en el 90% de los casos)

La supremacía racial ha tenido consecuencias prácticas desastrosas como el esclavismo, el colonialismo  y el nazismo.

Tres instituciones monstruosas que han ocasionado cientos de millones de muertos y heridos y el aplastamiento total de la dignidad y los derechos del hombre. Tres instituciones cuyas secuelas colean todavía porque los distintos racismos todavía viven en el seno de las sociedades “democráticas avanzadas” del imperialismo yanqui-europeo. ¿Quieren ustedes que ponga ejemplos? No insultaré sus inteligencias. ¡Pónganlos ustedes mismos. A la vista están!

Un rotundo mentís al mito de la “supremacía blanca”  nos lo ofrece cada cuatro años los Juegos Olímpicos. La mayoría de las medallas de países cuya población se compone de una mezcla de razas las consiguen individuos de raza negra. Estados Unidos, América Latina y el Caribe es un claro ejemplo.

El porcentaje de medallas que consiguen personas de raza negra o mulatos es muy superior al porcentaje de dichas razas en el total de la población. ¿Dónde queda, pues, la superioridad de los blancos?

Llegados a este punto alguien puede considerar que esto de la supremacía racial es historia, que esto es pasado. Nada más lejos de la realidad. Vean la realidad de un país como Estados Unidos y verán que no es pasado.

Ni siquiera es pasado el “Ku Klux Klan” (KKK) que sigue vivo y coleando. No han desaparecido. Simplemente han cambiado su uniforme blanco con capirote por otros uniformes igualmente mortales en ocasiones.

Quiero, a continuación, hacer una breve crítica al olimpismo actual.

El olimpismo moderno nació con unos valores, aparte de su elitismo original, que podríamos considerar como positivos. El espíritu de superación, el juego limpio (fair play que dicen los anglosajones), el no hacer trampas…son idearios dignos de seguirse.

En los últimos Juegos Olímpicos de Brasil se ha excluido a una gran parte de los atletas rusos por hacer trampas y doparse. Es evidente que si las pruebas del dopaje eran concluyentes, la decisión de las autoridades olímpicas han actuado correctamente. Hay que castigar a los tramposos.

Pero se está produciendo una verdadera trampa en el olimpismo que no sólo no se está castigando, todo lo contrario.

Estoy hablando de aquellos atletas de países pobres que hacen una carrera olímpica en sus países (Etiopía, Argelia, Marruecos, …) y cuando están a punto de conseguir una medalla son comprados por naciones ricas que les ofrecen su nacionalidad para que compitan bajo su bandera.

Esto no es juego limpio. Esto es aprovecharse de las circunstancias. Esto no tiene que ver nada con el espíritu olímpico. Es justamente su contradicción. Es introducir el mercado y el profesionalismo en una actividad, el olimpismo,  que es incompatible con ellos según su propia declaración.

Pero estamos en un mundo donde la hipocresía ganó medalla de bronce, la incoherencia medalla de plata y el sacrosanto mercado se alzó, desde hace ya tantísimo tiempo, con el oro.

El que algunos creían el último refugio de valores humanos, resulta que está también podrido.

J. Usagre

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