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La matanza de los abogados de Atocha. A 41 años del crimen

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La matanza de Atocha fue un atentado terrorista cometido por pistoleros de la extrema derecha vinculados a Fuerza Nueva y a Falange. La noche del 24 de enero de 1977…

La matanza de Atocha fue un atentado terrorista cometido por pistoleros de la extrema derecha vinculados a Fuerza Nueva y a Falange. La noche del 24 de enero de 1977, cinco abogados laboralistas fueron asesinados y otros cuatro resultaron gravemente heridos. Las víctimas eran comunistas y de Comisiones Obreras.

 

Eran alrededor de las 22:30 de la noche, cuando un comando ultraderechista formado por tres pistoleros, irrumpen en el despacho de abogados laboralistas de Comisiones Obreras y militantes del Partido Comunista de España (todavía ilegal), situado en el número 55 de la calle de Atocha, y abrió fuego contra los presentes. Al parecer, iban en busca del dirigente comunista Joaquín Navarro y, al no encontrarlo, decidieron asesinar a todos los demás. Eran dos jóvenes armados con pistolas y un tercero encargado de cortar los cables del teléfono y registrar los despachos. José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Fernando Lerdo de Tejada, eran los tres asesinos.

 

Franco había muerto en noviembre de 1975 y parecía que todo quedaba “atado y bien atado”. La historia hacía inviable mantener los Principios Fundamentales del Régimen y los valores del 18 de julio, jurados en 1969 por Juan Carlos de Borbón.. Con la matanza de Atocha, querían mantener su España «una, grande y libre», frente a la roja, plurinacional, tricolor, laica y democrática.

 

Juan Antonio Bardem retrató la trágica semana en su película «Siete días de enero».

 

Los abogados que ejercieron la acusación contra los asesinos de los abogados, trataron de poner al descubierto las oscuras tramas ultraderechistas de líderes como Blas Piñar y fuerzas reaccionarias dentro del propio aparato de seguridad del estado. El juez Gómez Chaparro «estaba acostumbrado a castigar a políticos, demócratas y comunistas, pero no a los fachas y a la derecha» dijo una de las abogadas de  los asesisnados. Todo estaba conectado. Fernando Lerdo de Tejada, que esperó a los asesinos a la puerta del despacho, era sobrino de la secretaria de Blas Piñar.

 

Casi dos meses después del atentado, los autores del crimen fueron detenidos y puestos a disposición judicial. La Audiencia Nacional dictó sentencia el 4 de marzo de 1980. Consideró que los procesados constituían un «grupo activista e ideológico, defensor de una ideología política radicalizada y totalitaria, disconforme con el cambio institucional que se estaba operando en España». El fallo condenó a José Fernández Cerrá y Carlos García Juliá, autores materiales de los hechos, a un total de 193 años a cada uno de ellos, y a Francisco Albadalejo, a un total de 73 años.

 

García Juliá se fugó 14 años después, al serle concedida la libertad condicional, con 10 años de prisión pendientes. Fue detenido en Bolivia por narcotráfico. Fernández Cerrá fue puesto en libertad tras 15 años en la cárcel. La instrucción del caso fue un desastre. Lo más sangrante fue que el juez instructor de la Audiencia Nacional, Rafael González Chaparro, concedió un permiso a Fernando Lerdo de Tejada, tras un año en la cárcel y a la espera de juicio, para ir a la boda de su hermano y no volvió.

 

Emilio Hellín, otro de los encartados,  acabó trabajando como asesor de criminalística para la Guardia Civil y la Policía.

 

En el atentado fueron gravemente heridos Miguel Sarabia, Alejandro Ruiz-Huerta, Luis Ramos y Dolores González. Otra de las abogadas que salvó la vida porque había cambiado de despacho es Manuela Carmena .

 

Cayeron asesinados a tiros, Enrique Valdelvira, Luis Javier Benavides, Javier Sauquillo, Serafín Holgado y Ángel Rodríguez Leal. Defendían las libertades de los trabajadores y los derechos de la ciudadanía.

 

Cinco militantes del Partido Comunista de España. Es una vergüenza que la  inmensa mayoría de los grandes medios de comunicación intenten ocultar la filiación política de los asesinados  y que  no se dignen entrevistar a ninguno de los dirigentes del actual Partido Comunista de España dando el protagonismo a renegados y actuales anticomunistas como Sartorius o Almeida.  

 

Así escriben su historia los capitalistas y banqueros, dueños de dichos medios. Los trabajadores y trabajadoras tenemos la obligación de no dejarnos engañar por nuestros enemigos de clase.

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