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Morón

Cuatro semanas sin saber si tiene COVID-19 tras volver de Madrid con síntomas: una vecina de Morón denuncia retrasos en las pruebas

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La paciente denuncia que aún no le han hecho las pruebas: “y eso que mi médico me dijo que de las 40 personas que tenía aisladas en Morón, yo era de las primeras para hacerme las pruebas”.

_Su nombre es Encarnación, tiene 64 años y lleva cuatro semanas de autoaislamiento en Morón de la Frontera  esperando a que le hicieran desde el Servicio de Salud las pruebas para saber si tenía el coronavirus. Viajó a Madrid a principio de mes para estar con su hijo, su nuera y su nieta, estas dos últimas tenían mucha tos, por lo que cree que ella y su marido se contagiaron en su estancia en la capital.

 

 

Antes de regresar a Morón, el día 8 de marzo, ya con síntomas (con tos pero sin fiebre) y tras el brote en el norte de Italia, actuó como recomiendan las autoridades: acudió a su centro más accesible –el centro de Salud de Las Rozas– y reportó que tenía sintomatología similar a la del coronavirus, pero la doctora que la atendió le dijo que padecía de una simple irritación de garganta.

 

 

El jueves 12 regresó a Morón. Estuvo todo el camino tosiendo en el autobús “protegiéndose la boca y mirando hacia abajo”, nos dice. Cuando llegó a casa empezó la fiebre. El día 13 de marzo, junto a su marido, con una sintomatología más leve, se fue a urgencias donde también le explicó al médico que la trató que había estado recientemente en una zona de riesgo.

 

En el HARE de Morón le diagnosticaron a Encarnación y a su marido “rinofaringitis aguda”, siendo un “caso de investigación por COR-19” (coronavirus). Les recomendaron aislamiento domiciliario por dos semanas y que esperaran a hacerles las pruebas. Al día siguiente, estando mucho peor, volvió a Urgencias, llevándose la reprimenda del médico de guardia. Encarnación le respondió: “¿qué voy a hacer?, ¿morirme en mi casa?”. El galeno le recetó antibióticos por si la fiebre subía, comentándole que las pruebas se las harían en dos, tres, cuatro o cinco días. A los dos días le llamó el mismo médico para interesarse de su evolución. Encarna le preguntó de nuevo por las pruebas.

 

A los 5 días y por voluntad propia  llamó a su médico de cabecera. Desde entonces la llama todos los días. Afortunadamente Encarna se va poniendo mejor. Su médico le dice que para las pruebas ella está de las primeras, pero se excusa en la cantidad de personas que tiene en aislamiento. Hasta 40, le reconoce su médico. “En Morón no hacen pruebas”, lamenta indignada Encarnación.

 

 

Ahora se encuentra mucho mejor (solo está tomando un jarabe para la tos, que aún no se va) y desde la semana pasada le han permitido salir, como los demás, para ir a comprar y poco más. Pero a Encarna le da miedo ir a cualquier lado porque no sabe a ciencia cierta si ha tenido el COVID-19, o peor aún, si aún lo tiene y puede contagiar a alguien si  querer.    

 

“¿Y teniendo todos los síntomas que no me hagan una prueba?, por lo menos para estar tranquila para saber  si lo he tenido o no, así yo iría tranquilamente a comprar mis mandaos, aunque tenga que ir protegida, pero me da susto de pegarle a alguien algo. La verdad, estoy <<acojonada>>”, nos reconoce Encarnación, que sigue con el autoaislamiento a la espera de una prueba que no llega.

 

 

 

 

 

 

 

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