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Mensaje de navidad de Miguel Ángel Márquez, alcalde de Arahal

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Arahal. Estimados vecinos y vecinas: Creímos hasta hace unos años que vivíamos en democracia, pero hoy sabemos que era un espejismo, una falacia, un engaño. Varios años inmersos en una crisis…

Arahal. Estimados vecinos y vecinas: Creímos hasta hace unos años que vivíamos en democracia, pero hoy sabemos que era un espejismo, una falacia, un engaño. Varios años inmersos en una crisis sin igual nos ha enseñado que las decisiones en lo económico no las toman los políticos, y desde luego no Rajoy, sino grandes corporaciones financieras, empresariales y bancarias. Desde sus Consejos de Administración, en algún lugar del planeta, son capaces de hundir economías nacionales cuando estas se niegan a aceptar sus dictámenes con una simple videoconferencia a través de skype, un mensaje por whatsapp o una llamada desde un móvil de cuarta generación. Son los efectos de la globalización que ya vaticinamos algunos hace 20 años.

Esas mismas Corporaciones son las que nos embaucan estos días con la fiesta del consumo: no sólo son días para juntarnos la familia y los amigos, comer y celebrar. Son días para comprar; los grandes centros comerciales nos empujan a comprar para regalar, comprar para vestir, comprar para olvidar o simplemente comprar por comprar. Se trata de comprar masiva y compulsivamente: da igual si lo que se adquiere es necesario. La cuestión es gastar, cuanto más mejor, para que unos pocos engrosen sus cuentas corrientes. Y así nos prometen ser más felices, pero la felicidad no llega a golpe de talonarios. Y así nos prometen generar más y más empleo, pero es este sistema consumista y deshumanizado el que ha fomentado el paro, la pobreza y la precariedad. Si queremos trabajar dignamente, cuidar de nuestro planeta, tener bienestar, hace falta otra economía, social y solidaria. No podemos creernos que saldremos de esta crisis “consumiendo más”; si nos dejamos llevar acabaremos, eso sí, “consumiéndonos”.

En un pueblo como Arahal, uno puede acabar consumiéndose de muchas maneras y más cuando uno es alcalde. Por ejemplo, son varios mis predecesores y muchos los concejales de otras Corporaciones municipales que se consumieron empeñándose (y algunos siguen) extrañamente en destruirse y destruir espoleando odios personales e inquinas fraternas. En mi caso, esas luchas fratricidas no me han interesado. Siempre tuve presente aquella frase de Saramago en su novela La caverna: "construir es siempre más estimulante que destruir". Y eso he procurado a lo largo de estos casi ocho años de gobierno: no caer en las provocaciones y menos en los insultos. Y construir , sólo construir, para gobernar…

Desde mi modesta posición de alcalde he tratado en estos años llevar sin estridencias a nuestro pueblo por unos derroteros acordes con mis valores,


1- Los del entendimiento entre los vecinos: por eso, desde mi desapego a la Iglesia católica y sin renunciar a mis convicciones, he tendido puentes con los variados grupos locales de creyentes, con el fin de mejorar la convivencia entre vecinos y entre estos y su Ayuntamiento.


2- Los de la austeridad, suprimiendo, por ejemplo, los dispendios en gastos de representación o anulando los sueldazos del pasado y hasta quitándome las pagas extras, no porque sea tonto, como algunos me dicen, sino porque las promesas cumplidas y el ejemplo ha de ser la guía sostenida de mi acción diaria.


3-Los de la eficacia en la gestión económica, logrando que las cuentas municipales cuadren cada vez más, año tras año, y nos permitan estar menos endeudados y ser más libres por ende para responder a las necesidades acuciantes de la crisis, repartiendo puestos de trabajos eventuales, con procedimientos transparentes, que en otros ayuntamientos cercanos, desgraciadamente no se pueden permitir.


4- los de la igualdad entre vecinos, invirtiendo, aunque falta mucho por hacer, en todas las zonas de la localidad, sea en el centro, sea en las afueras y sobre todo apostando por los servicios públicos. Algunos en el pasado, se decían de izquierdas, sucumbían a la fiebre privatizadora, pero nosotros, desde nuestra filosofía política, lo recuperamos todo (la limpieza de los colegios, el agua, la recogida de basura) y mantuvimos lo demás (parque y jardines, la escuela de música, el servicio de ayuda a domicilio, etc.). Y hasta hemos creado nuevos servicios, como el de la guardería municipal, muy valorada por los usuarios. Todo con el objetivo de garantizar, desde el mejor medio, los servicios públicos, la igualdad entre vecinos.

Hemos logrado fuertes inversiones públicas a la vista de todo el mundo: la Casa del Aire, la Escuela infantil "Campanilla", el nuevo Teatro Municipal de Hytasa, la Casa de la Juventud, la nueva oficina de turismo y el centro de estudios en la calle Serrano, la fachada del Ayuntamiento, el campo de fútbol Manolo Jiménez con su césped artificial, el rocódromo, etc., sin olvidar próximamente la piscina cubierta).

Estamos intentando dinamizar la econonomía local apoyando a los emprendedores locales serios, con la construcción de naves de protección oficial y viveros de empresas, aprobando antes de la primavera, bolsas interiores en el casco histórico (que supondrán la edificación de 79 viviendas y la construcción 288 aparcamientos cuando los promotores privados puedan desarrollarlas) o impulsando la creación de una asociación para dotar a las variedades de las aceitunas manzanilla y gordal de una figura de protección en el mercado nacional e internacional que repercuta favorablemente en la creación de puestos de trabajo.

No son suficientes sin embargo estas medidas para acabar con el desempleo. Se precisa, para ello, otra política económica en Madrid, como he dicho antes, que cree empleo en todos los pueblos españoles; también en Arahal. Mientras tanto, seguiremos sin descanso, desde el Ayuntamiento, por crear cuantos puestos de trabajo nos permitan nuestro modesto buenhacer y nuestros medios escasos a nuestra disposición. 
No quiero acabar sin hacer referencia por la apuesta por la cultura. Arahal se está destacando con mucha fuerza por ella ya no sólo por lo que el Ayuntamiento está programando en el Teatro sino por las iniciativas culturales ciudadanas que se multiplican por doquier y son del gusto de todos nosotros: basta recordar el último concierto de la banda municipal o el Mesías de Häendel, los próximos 26 y 27 que a buen seguro cosechará un buen éxito de público.


Vecinos y vecinas, coman, beban, charlen, ríanse, compren responsablemente (preferentemente en nuestra localidad), disfruten de los placeres de la vida con fruición, todo lo que les permitan vuestra economía y un poco más. Vida hay una, y hay que aporvecharla.

Feliz Navidad. Feliz año 2015. 

-Miguel Ángel Márquez González

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