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Excluyen del homenaje en Auschwitz a Rusia, patria de su liberador, el Ejército Rojo

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Los herederos ideológicos de aquellos nazis se transforman hoy en guerreros de los valores europeos, y los liberadores de aquellos exterminios se vuelven personas no deseadas.

_Los herederos ideológicos de aquellos nazis se transforman hoy en guerreros de los valores europeos, y los liberadores de aquellos exterminios se vuelven personas no deseadas.

 

 

En estas fechas pero de 1945, una avanzadilla de infantería del Ejército Rojo, durante la ofensiva rusa que liberó Polonia del control nazi, encontraba en su avance un recinto rodeado por una enorme verja con la leyenda: Arbeit Macht Frei (el trabajo os hará libres). Se trataba del mayor campo de exterminio del nazismo, el complejo industrial de la muerte de Auschwitz. Cuando los soviéticos entraron, la mayoría de los guardias ya había abandonado. Allí encontraron montañas de zapatos y ropas, supervivientes en condiciones deplorables, cadáveres y huesos apilados o niños atemorizados de su presencia. Se estima que 1,1 millones de personas fueron exterminadas en esas instalaciones, por ser judías o soldados soviéticos capturados. Esta fecha ha quedado señalada como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.

 

 

Setenta y ocho años más tarde, el museo que conmemora anualmente esta efeméride, en la localidad polaca, ha anunciado que no invitará en esta ocasión a la delegación de Rusia. Es decir, en el homenaje a la fecha de la liberación de este campo de exterminio, su propio liberador será vetado.

 

Así lo informó Piotr Sawicki, portavoz del museo, quien según la agencia AFP aclaró que los representantes de la Federación Rusa no han sido invitados a participar en la celebración de este año del aniversario de la liberación de Auschwitz debido a la «agresión» contra Ucrania.

 

 

El rechazo del museo a la invitación de Rusia se enmarca en la actitud de alineamiento de Polonia junto a la Alianza Atlántica, puesto que su portavoz incide en considerar la intervención militar rusa en Ucrania «un acto de barbarie». De este modo, será la primera vez que un representante ruso no hablará en el discurso oficial de los actos. “Rusia necesitará un tiempo extremadamente largo -especificó el responsable del museo- para volver a las reuniones del mundo civilizado”.

 

La polémica de Polonia en cuanto a este tipo de celebraciones viene de lejos, pues ya hace 3 años, en un encuentro internacional celebrado en Israel con motivo de un homenaje similar y al que acudieron más de 40 líderes mundiales, el presidente polaco, Andrzej Duda, decidió no asistir a la ceremonia por no aceptar que su homólogo ruso, Vladimir Putin, se personara también en el acto. Duda incluso cuestionó el lugar de la celebración, por estimar que el evento debía debe tener lugar en Polonia y sin Putin.

 

Este objetivo por tanto ha sido ya logrado por los mandatarios polacos, quienes bajo la sombra de la OTAN han logrado que Europa continúe haciendo el ridículo de cometer incoherencias tan asombrosas como esta, dentro de la inmensa campaña de propaganda con tintes rusófobos que afecta a la opinión pública occidental.

 

El despropósito irracional que parece estar guiando las decisiones de los mandatarios europeos, que no responde a otra motivación que a los intereses imperialistas americanos, está deteriorando la actividad informativa hasta transformarla en un preocupante remedo de conocidas novelas distópicas en las que gobiernos totalitarios llegan a manipular la historia para volverla favorable a su propaganda. Así, la respuesta a una agresión maquinada y prolongada durante una década se convierte en una «invasión bárbara», los herederos ideológicos de aquellos nazis se transforman hoy en guerreros de los valores europeos, y los liberadores de aquellos exterminios se vuelven personas no deseadas.

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