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Morón

Cartas al Director. HABEMUS COMPLICE.

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n grupo de ancianos decrépitos salpicados por innumerables escándalos financieros y sexuales reunidos en la capilla Sixtina.

 

HABEMUS COMPLICE

Tango de las madres locas
coplas de amor y silencio
con vida se los llevaron
y con vida los queremos.

(Tango de las madres locas – Carlos Cano)

Un grupo de ancianos decrépitos salpicados por innumerables escándalos financieros y sexuales reunidos en la capilla Sixtina a la quinta un nuevo monarca absoluto para el estado vaticano y para los fieles que le deben obediencia ciega.

El agraciado ha sido el argentino Jorge Mario Bergoglio, sacerdote jesuita. Antes de repasar el recorrido de este sujeto me gustaría hablar de la “SocietasIesu” esto es, de la Compañía de Jesús.  Ignacio de Loyola, su fundador, quiso que sus miembros estuviesen siempre preparados para ser enviados con la mayor celeridad, allí donde fueran requeridos por la misión de la Iglesia. Por eso los jesuitas profesan los tres votos  normativos de la vida religiosa “obediencia, pobreza y castidad” (JaJaJa) y, además, un cuarto voto de obediencia al Papa. La Fórmula del Instituto dice: «Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir sólo al Señor y a la Iglesia, su Esposa, bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra».

La palabra clave es “Militar”. La compañía de Jesús funciona como un cuerpo de ejército, una fuerza de intervención rápida dirigida por un General (Ese es el cargo que ostenta su líder) dispuesta a intervenir en cualquier momento y en cualquier parte en defensa de los intereses del Papa y del Vaticano.

A lo largo de su historia han sido expulsados de varios países, entre ellos Portugal, donde en 1759 el entonces válido del Rey, el “Marqués doPombal”, les expulsó del imperio portugués incautando todas sus propiedades. Tan grato es el recuerdo que en Portugal se guarda de estos sujetos que hay incluso un dicho popular que reza“Vuelve Marqués que aquí los tenemos de nuevo”.

Siendo un jesuita es normal que Jorge Mario Bergoglio haya tenido tan buenas relaciones con la criminal dictadura militar que asoló Argentina. Es normal que haya entregado a dicha dictadura a sacerdotes de su orden que posteriormente desaparecieron. Es normal que haya sido cómplice de los robos de bebes que cometieron los militares y que las abuelas y madres de la Plaza de Mayo lo hayan denunciado aportando testimonios, documentos y pruebas.

Y sobre todo es normal que, con estos antecedentes, la iglesia católica le haya elegido Papa.

 

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