Connect with us

Opinión

«Froilán, la Monarquía Española y la educación pública», por Marea Verde Morón

Publicado

on

Para quien no lo conozca, Felipe Juan Froilán de Todos Los Santos de Marichalar y Borbón es el hijo de la infanta Elena, sobrino del rey Felipe. 

Para quien no lo conozca, Felipe Juan Froilán de Todos Los Santos de Marichalar y Borbón es el hijo de la infanta Elena, sobrino del rey Felipe. Aunque parezca un chico normal, este adolescente suele tener más privilegios que los otros. Su trayectoria educativa como alumno deja mucho que desear, ya que aunque la polémica con que ha “tripitido” no sea cierta, esto tiene matices, ya que repitió segundo de la E.S.O y estuvo a punto de repetir tercero, pero lo evitó haciendo un cursillo de verano en el internado Sigüenza (Guadalajara).

 

Froilán siguió estudiando en el centro El Pilar de Madrid en cuarto de la E.S.O, lo cual según una ex-profesora declaró el diario El Mundo Era un alumno muy sociable, pero con claros problemas de concentración a la hora de enfrentarse a los estudios. Aprobó raspado con profesores de apoyo. La pregunta es clara: ¿Cómo un alumno tan mediocre ha podido acceder a los estudios superiores sin ningún tipo de problema?

 

La respuesta está clara, a través de su paso por el internado Blue Ridge, en Virginia (EE.UU), donde se enorgullecen de tener programas excelentes, una educación de élites a la cual todos tenemos derecho si pagamos los 42.500€ por año cursado. Unos 85.000€ el curso a los que tenemos que sumar sus idas y vueltas a España, y sus visitas espontáneas a Washington D.C a comprar la ropa de marca americana.

 

Su nota media fue un 2,4 sobre 4 en el sistema estadounidense, un seis aproximadamente en el sistema español.  Seguimos sin responder la pregunta hecha anteriormente: ¿Cómo alguien que aprueba raspada la ESO en España, consigue sacar un seis en un sistema educativo extranjero? La respuesta ya puede usted imaginársela, puede que sean esos 85.000 euros más gastos adicionales, el tráfico de influencia por pertenecer a la Monarquía Española (ya que el colegio fue recomendado a los padres por la Reina Sofía) o quizás todo en su conjunto.

 

Miremos el caso de España a la hora de analizar los motivos de este “milagro académico”. Según los informes PISA, los colegios privados superan solo de 8 a 30 puntos (dependiendo de la Comunidad Autónoma) a los colegios públicos, lo cual los expertos señalan esta diferencia mínima a una clara falta de fondos de la pública. Bien, partiendo de esa diferencia mínima, en España, aprueban la E.S.O el 68´95% de los alumnos matriculados en colegios públicos. Una cifra coherente para nosotros. Pero si miramos los colegios concertados españoles, se dispara la cifra al 83´97%, y en los colegios privados a un 92´32% de aprobados. Con esto vemos que sencillamente invertir dinero para estudiar hace que los alumnos aprueben. Ese el principal pilar en el que se sostiene la educación privada.

 

En bachillerato los datos son iguales, 69´92% de aprobados en la escuela pública, y 87,93% en la privada y 86,67% en la concertada. Ese casi 20% de diferencia es entendible bajo la norma general de que alumno de la escuela privada debe aprobar, sea cual sea la circunstancia, y no basándose en la cultura del esfuerzo propio del que parte la educación pública.

 

Si hablamos del tráfico de influencia de la corrupta Monarquía española, hablando del propio Froilán y no salirnos del tema con los miles de ejemplos, podemos decir como este a los trece años se disparó en un pie con una escopeta del calibre 36. Para quien no sea conocedor del Reglamento expedido por un Real Decreto sobre el uso de armas en España, la legislación española no permite el uso de armas de fuego en menores de 14 años, pero el caso fue archivado al no “apreciar imprudencia grave”. Curiosamente, en el Código Civil, cuando un menor se daña con un arma, el adulto responsable puede tener una pena de cárcel desde dos a cinco años. Pero la Guardia Civil ignoró este último punto porque claro, es un Borbón, y la ley no es igual para todos.

 

La pregunta entonces es clara. ¿Cómo lo hace la Familia Real para mantener innumerables propiedades, irse de viaje a cualquier punto del globo terráqueo, comprar yates, fincas y caballos, modificar la ley a su antojo y conveniencia,  y, además, pagar la educación más cara de España? Gracias al dinero de los contribuyentes españoles, de todos y cada uno de sus súbditos, mientras un quinto de la población andaluza está en riesgo de pobreza o mientras niños de Canarias sufren paludismo y raquitismo, enfermedades que se creían propias  del tercer mundo.

 

Hay que entender que, en un sistema de clases como en el que estamos, el que ser de una determinada familia con un determinado capital otorga más derecho a una educación y a un título universitario, que viene con su puesto de trabajo de regalo. Nos venden la cultura del esfuerzo como garante del sistema, así como la igualdad de oportunidades, pero esto es una gran falacia. Mientras Froilán despilfarra enormes sumas de dinero en sus títulos ficticios, jóvenes promesas de la investigación tienen que marcharse del país por falta de recursos. El régimen del 78 soluciona la ineptitud de los representantes del status quo, a través de grandes sumas de dinero público. No es casualidad que Froilán tenga una relación con la heredera de embutidos El Pozo, cuya fortuna es la número 24 de la lista Forbes. Esta unión simboliza los lazos indefectibles del gran capital español con el Estado, el cual mantiene a su servicio gracias a la Monarquía y otros tantos instrumentos ¿Tendrán los hijos de este probable matrimonio las mismas oportunidades que el resto de españoles en el sistema educativo? El capitalismo limita el desarrollo técnico y científico de la humanidad de esta forma, premiando la mediocridad y sacrificando lo que no es rentable para los grandes empresarios. Incluso en la educación pública el esfuerzo personal cada vez está más infravalorado. Bajo el capitalismo, toda sombra de educación igualitaria es imposible.

 

Trotsky una vez escribió: “¿Cuántos Aristóteles están arreando cerdos? ¿Y cuántos porqueros están sentados en tronos?” La sociedad de clases limita de esta forma el desarrollo personal de la inmensa mayoría de los individuos. Sólo en un sistema socialista, en el que los medios de producción estén bajo control democrático de la mayoría de la población, se llevará a su última expresión la igualdad de oportunidades y la cultura del esfuerzo para conseguir las metas, a través del desarrollo de una educación universal y gratuita para todos. Mientras tanto, la igualdad de oportunidades, tanto en el sistema educativo como en cualquier otro, será una utopía para la inmensa mayoría de la población.

 

Continuar leyendo
Publicidad