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Opinión

Palabras para la alcaldesa de Madrid. Manuela Carmena y su incongruencia acerca de la Democracia y los DDHH

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Opinión. Señora Carmena, desde que se hubo anunciado su candidatura a la alcaldía de Madrid y a repetidas preguntas de ciertos periodistas —sin duda reaccionarios,…

Opinión. Señora Carmena, desde que se hubo anunciado su candidatura a la alcaldía de Madrid y a repetidas preguntas de ciertos periodistas —sin duda reaccionarios, aunque algunos de ellos vayan disfrazados de “progres”, como las “estrellas” de “La Sexta”—, ha dejado bien clara su animadversión por la Revolución Bolivariana de Venezuela. Y además no lo ha demostrado solo con palabras, también con hechos. Ahí están el recibimiento a la mujer de Antonio Ledezma, el golpista alcalde de Caracas, y su incondicional apoyo a Leopoldo López, recientemente condenado por su probada responsabilidad en la muerte de nada más y nada menos que 43 personas.

A Mitzy Capriles le manifestó: “Yo espero que muy pronto Ledezma esté en libertad plena, voy a insistir en la defensa de los Derechos Humanos”. Y en el ayuntamiento que lidera, con usted a la cabeza y la excepción de Yolanda Rodríguez y Mauricio Valiente, Ahora Madrid apoyó una moción presentada por el PP que pedía la liberación de Ledezma y López, así como el respeto a los Derechos Humanos en el país latinoamericano.

Para usted, a pesar de haber sido elegido por la mayoría de los votantes, el legítimo Gobierno Bolivariano de Venezuela vulnera la democracia y, sobre todo, los dichosos Derechos Humanos. Así lo dice, aunque sabe que no es cierto. Pero si mentir es grave, más grave todavía es mentir en este caso siendo alcaldesa sin haber ganado las elecciones —la mayoría de los que depositaron el voto en la ciudad de Madrid no le votaron a usted sino a una rancia y decadente Esperanza Aguirre—. Ya sé que es legal y habitual desbancar a la fuerza política más votada mediante pactos con otros partidos —usted es alcaldesa con el apoyo del PSOE, partido estrechamente vinculado a los GAL, que asesinaron al menos a 26 personas sin que hasta el momento se hayan arrepentido—. Pero seamos sinceros: si Nicolás Maduro fue el receptor de la mayoría de los votos depositados en las urnas de Venezuela y usted en Madrid no, ¿cree que tiene legitimidad moral para acusar al presidente Bolivariano de antidemocrático?

Por cierto, permítame que le haga esta pregunta: ¿se puede saber qué hace un 12 de octubre una “demócrata” como usted rindiendo pleitesía a un Jefe de Estado, heredero de un rey impuesto por Franco y que nunca ha sido elegido por el pueblo?

Extraña paradoja. Acusa a Nicolás Maduro injustificadamente de vulnerar los Derechos Humanos y, sin embargo, no tiene reparo en compartir y colaborar con conocidos y extremos vulneradores de los citados Derechos.

Usted, por ejemplo, comparte patronato en la Fundación Alternativas con Felipe González, el Señor X de los ya mencionados GAL —grupo de mercenarios asesinos reclutados por dirigentes del PSOE y pagados con el dinero de los contribuyentes—; el mismo que durante sus mandatos como presidente del Gobierno español acumuló cientos de torturados —varios de ellos muertos a causa de las torturas y no pocos de los torturadores protegidos por su Gobierno, condecorados y hasta ascendidos—, un muerto en huelga de hambre y tres desaparecidos; el mismo que, tras el llamado “Caracazo” de 1989 en Venezuela, lejos de condenar a su corrupto amigo Carlos Andrés Pérez por su innegable responsabilidad en el asesinato de más de 2.000 personas, lo apoyó moral y económicamente, también con el dinero del contribuyente. Actualmente y por si fuera poco, el cínico “socialista” defiende a Ledesma y a López e, igual que usted, denuncia a Nicolás Maduro por vulnerar los Derechos Humanos de los mencionados “paladines de la libertad”. Tremendo ejercicio de hipocresía, ¿no le parece?

Es largo el siniestro historial del antaño Isidoro, de modo que, para no alargarme demasiado, me olvido de él y, por mi parte, lo arrojo al cubo de la basura. A usted, señora Carmena, que al parecer le preocupan tanto los Derechos Humanos, ¿no le parece incongruente compartir patronato de una Fundación con tan despreciable individuo? ¿No incurre acaso en tamaña contradicción?

La citada Fundación se define como “Centro de pensamiento, ideas y propuestas para el cambio político, económico, social y cultural de la sociedad”. Casi nada. Algunas de sus “maravillosas” aportaciones ya las conocemos: no hace mucho tiempo daba consejos en El Nuevo Herald de Miami sobre cómo llevar a Cuba hacia el capitalismo.

Unas líneas más arriba he señalado su participación en las insultantes y carísimas actividades del 12 de octubre. No me creo que una mujer tan inteligente como usted desconozca el significado real de la citada fiesta. Así que, en vez de informarle, aquí le facilito un enlace únicamente para recordárselo: 12 de octubre: las nefastas consecuencias de una conquista que todavía perdura .

Allí estaba la “progre” alcaldesa de Madrid, en el Paseo de la Castellana y con lo más granado de la reacción española para, henchidos de cinismo y desvergüenza, celebrar el Día de la Hispanidad —anteriormente llamado Día de la Raza—, que no es otra cosa, señora Carmena, que la repugnante celebración de una conquista que todavía perdura.

Dicen de usted que es la alcaldesa del cambio. Tan bajo estaba el listón que mejorar la gestión de su predecesora no es muy difícil. Pero, sinceramente, no sé a qué cambio se refieren si, renegando de su antigua militancia comunista —“tranquilos, no soy comunista”, les dijo recientemente a los grandes empresarios—, ahora no pasa de ser una socialdemócrata y reformista de las que ya teníamos en abundancia.

Joder mucho a los que tanto nos joden —porque no existe otra manera de cambiar realmente las cosas— parece que no es la opción que ha elegido. Aunque lleva poco tiempo en el cargo, una cosa ha dejado bien clara desde el principio: usted conoce su existencia pero, en la medida de sus posibilidades, nunca intentará aplicar la medicina necesaria para erradicar la gravísima enfermedad que padece el grueso de la población —me estoy refiriendo al capitalismo, señora Carmena—. Aun sabiendo que no es la solución, usted solo apuesta por cronificar la enfermedad aplicando medicamentos que únicamente sirven para aliviar ligera y momentáneamente las dolencias de los más afectados. De combatir con decisión a la enfermedad y a la causa que la provoca, nada de nada.

Visto lo visto, como de su gestión no espero otra cosa, tan solo le pido que al menos tenga la decencia de no obstaculizar el esfuerzo de quienes en otros lugares del mundo realmente se empeñan en la consecución de un mundo más humano y justo. Sería bueno y deseable que dejara de incurrir en prácticas injerencistas, que es lo que hace apoyando a los dos despreciables y peligrosos delincuentes de Venezuela.

 

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