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Pablo Iglesias acepta el despido barato, el copago farmacéutico y las puertas giratorias

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Nacional. Podemos da un nuevo salto en la entrega de demandas sociales y democráticas básicas. Dependencia, salario mínimo, jubilación a los 67 o ley electoral, se suman a una lista de 20 cesiones inauditas….

Nacional. Podemos da un nuevo salto en la entrega de demandas sociales y democráticas básicas. Dependencia, salario mínimo, jubilación a los 67 o ley electoral, se suman a una lista de 20 cesiones inauditas.

 “Tic tac, Tic Tac”. Hace algo más de un año Pablo Iglesias usaba esta onomatopeya como metáfora del tiempo que se le agotaba a Rajoy en el gobierno. Siguiendo las negociaciones para formar gobierno entre Podemos y el PSOE, ahora también con Ciudadanos, parece que la cuenta atrás le pesa cada vez más al tándem Iglesias-Errejón para evitar nuevas elecciones.

Eso transluce la rebaja a la desesperada de su propuesta de “gobierno del cambio”. Que el programa de Podemos se ha venido licuando desde su fundación a Vistalegre y desde entonces al 20D no es ningún secreto. Pero lo visto desde las elecciones hasta hoy, y en especial en las últimas semanas, no puede no sorprender hasta a los más incondicionales de la formación morada.

Hace una semana se “filtraban” unas notas manuscritas de Pablo Iglesias en las que se recogían las cinco cesiones plantadas a Pedro Sánchez. Nada menos que renunciar a la derogación de la reforma laboral de Zapatero, reducir el grado de redistribución de la futura reforma fiscal, rebajar en 30.000 millones el gasto público previsto y asumir un calendario de reducción del déficit público más próximo al del PSOE, es decir al exigido por Bruselas.

En las horas previas a la reunión entre el PSOE, Podemos y Cs, Iglesias lo ha dicho abiertamente: "Vamos a presentarles unos documentos de cesiones que hacemos porque en política hay que ceder, además de las que hemos hecho ya hoy vamos a proponer hacer unas cuantas más". Un documento con 20 cesiones, que sumaban a las de la semana pasada cuestiones tan graves como la aceptación del pensionazo que eleva la edad de jubilación a los 67 años o el copago farmacéutico, uno de los recortes más graves contra la sanidad universal.

Pero la lista es larga. Se cede también en la dotación de recursos de la Ley de Dependencia, en el aumento del permiso de paternidad o el incremento del salario mínimo. Unas cesiones que no se quedan sólo en el programa social, sino también en el de regeneración política. Podemos renuncia a algo tan elemental como una la reforma de la ley electoral para que sea realmente proporcional, que se prohíban las puertas giratorias o la financiación de los bancos a los partidos políticos.

¿Hasta dónde va a llegar la entrega? Todo para echar los “gatos negros” -PP- y que gobiernen los “gatos blancos” -PSOE- , como narraba la fábula que el mismo Iglesias utilizaba en la campaña de las europeas para describir como el bipartidismo ha venido gobernando contra los “ratones” en las últimas tres décadas.

¿A qué se debe esta aparente desesperación por integrarse en el gobierno y evitar elecciones? El discurso de atender la emergencia social no se sostiene. El precio a pagar para ese propósito es nada menos que mantener el despido low cost, la jubilación a los 67, el salario mínimo bajo el umbral de la pobreza, las ayudas a la dependencia en míseras pagas de 400, cumplir el déficit que marque Bruselas – que pide para este año otro tijeretazo de 10.000 millones-, lo esencial de los recortes impuestos en los últimos años…

Las razones son menos altruistas y más de defensa de los intereses del nuevo aparato morado. Ni Iglesias ni Errejón quieren ir a unas nuevas elecciones que les llevaría a reabrir la discusión de listas y confluencias en medio de las crecientes tensiones internas de su partido y con unas previsiones demoscópicas no precisamente mejores que los resultados de diciembre.

Está por verse si tanta rebaja le da el resultado buscado, ser parte de un gobierno de coalición con el partido de la “cal viva”, las puertas giratorias y los primeros ajustes de la crisis, bajo un programa que asume en lo esencial el de los “gatos” y abandona el de los “ratones”.

El PSOE parece dispuesto a avanzar en esta dirección. Las cesiones de Iglesias se lo ponen fácil. Y la patata caliente de Catalunya la han pospuesto a que se discuta -por fuera de la cuenta atrás de menos de un mes, es decir sin prisas y con pausas- entre el PSC y En Comú Podem. En este terreno, el mismo Xavier Domènech aceptó de muy buen grado esta enésima postergación de la cuestión del derecho a decidir para no obstaculizar las negociaciones.

Sin embargo Ciudadanos no encuentra nada que ganar en favorecer la vía 161 (la suma de los diputados del PSOE y Podemos más su abstención), y ese es hoy por hoy el principal obstáculo para que pueda llegar a materializarse las aspiraciones de Iglesias y Errejón.

¿Se estará cocinando otra vía entre bambalinas? ¿La reunión “secreta” entre Sánchez y Junqueras será parte de ella? Todo siguen siendo incógnitas en la “nueva política”, tan “transparente” como la vieja política del Régimen en la que a trabajadores y sectores populares se nos relega al papel de convidados de piedra.

Tal vez es por todo esto, o simplemente por mera estrategia comunicativa, que después de la reunión Iglesias no haya salido a hablar a los medios. Lo hará el viernes a las 11:30 y veremos como sigue. Por el momento solo se sabe que se volverán a citar los tres partidos en una nueva reunión la semana que viene.

Lo único que queda cada vez más claro es que la vía de “gobierno a la valenciana” de Podemos no tiene nada que ofrecer a los trabajadores y sectores populares. A los que son despedidos a precio de saldo, a los que sufrimos los recortes sanitarios y educativos, a los que estamos en el punto de mira de los tijeretazos exigidos por el cumplimiento de déficit y el pago de la deuda… Y tampoco a los que aspiran a poder conquistar derechos democráticos como el de decidir o acabar con una “casta” política que está siendo restaurada como “socio preferente” por quienes antes la azotaban en sus discursos y se le respetan sus principales privilegios en pos del acuerdo.

Ante este fraude, se llegue a consumar o no, es urgente empezar a construir una alternativa política que se proponga retomar la lucha por todas las demandas sociales y democráticas que Podemos está convirtiendo en cromos a intercambiar en un pacto entre élites. El fin de semana pasado tuvo lugar el II Encuentro de la iniciativa No Hay Tiempo Que Perder, un paso humilde pero auspicioso en este sentido. La izquierda que se reivindica anticapitalista, junto a los sectores de trabajadores y jóvenes que empiezan a hacer una experiencia con el nuevo reformismo, debemos poner en pie una alternativa que se proponga enfrentar la opereta de restauración del Régimen del 78 en curso.

Las ilusiones en la vía de Podemos pueden desvanecerse tan rápido o más que las que generó Syriza en Grecia. Ante esa situación gana peso la importancia de proponer a los millones que consideran que es posible resolver los grandes problemas por una vía democrática, el impulsar la lucha por abrir procesos constituyentes libres y soberanos en todo el Estado y las nacionalidades. Unos procesos en los que poder discutir y abordar toda la agenda democrática y social que se está encajonando. Para poder conquistarlo no podemos confiar ni en el nuevo reformismo ni en cualquier otro proyecto de autoreforma del régimen, es imprescindible retomar la organización y movilización social con los trabajadores al frente para poder imponerlo.

Artículo de Santiago Lupe | Fuente: La Izquierda Diario

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