Del porqué llegó la “famosa” cabra al centro de Morón.

Desde que se dio el aviso del hallazgo de una cabra montesa  en el almacén de una tienda céntrica de telefonía…

Desde que se dio el aviso del hallazgo de una cabra montesa  en el almacén de una tienda céntrica de telefonía en Morón,  muchas y variopintas han sido las hipótesis de lo sucedido.

Una de ellas es la posible desorientación del animal que le hizo llegar de madrugada  a la ciudad y se introdujo, en un descuido de los empleados, en la tienda de telefonía  sin que nadie se percatara. Otra, quizás más “detectivesca”, es que se escapó de sus captores,  que la mantenían  retenida en algún lugar cercano. Otros han teorizado, sobre   todo en la red, sobre una hipótesis más desenfadada, y  han culpado lo sucedido a una desaforada  afición de la cabra a las nuevas tecnologías móviles.

Incluso la intrusión de la cabra en el casco urbano ha sido caso de estudio por los  medios de comunicación provinciales. Uno de estos medios,  elcorreoweb.es, haciéndose eco de la noticia, ha hecho gala del carácter exagerado que se nos atribuye a los andaluces, y  afirma que fueron  dos, no una, sino dos cabras las que estuvieron atrapadas en el local.  

Bromas aparte, en lo que sí coinciden muchos entendidos en la materia, es  en vincular dos hechos diferentes pero dados en un mismo espacio temporal. El primero,  la paralización, en 2012, de la actividad en la cantera de extracción de piedra situada en laSierra de Esparteros y en consecuencia la ausencia desde hace tiempo de explosiones en este paraje natural . La segunda, la vuelta de especies autóctonas que hacía tiempo no se veían por la zona, como son las colonias de cabras montesas y  de  buitres.

Para muchos, esto prueba que muchas veces la naturaleza, “aprovechado la ausencia forzosa del hombre, intenta borrar su triste huella”,  para que quizás, algún día, nosotros y nuestros hijos conozcamos lo que nuestros padres y abuelos conocieron, y que ha sido casi exterminado por la mano del hombre.

A la izquierda, traslado de la cabra después de haber sido sedada. A la derecha, un agente del seprona, minutos antes de su puesta en libertad.