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Morón

Al contrario que en Rota, el gobierno cree que EEUU tendría que pedir permiso para utilizar Mórón en un futuro ataque a Siria

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Según EEUU en el caso de los destructores de Rota no se pidió autorización porque cuando zarparon de la base gaditana…

Según EEUU en el caso de los destructores de Rota no se pidió autorización porque cuando zarparon de la base gaditana aún no se había producido el ataque con armas químicas ni se había decidido la acción de represalia.

Según una información publicada por El País, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, trasladó el pasado lunes al secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, las quejas del Gobierno español por no haber sido informado previamente del lanzamiento de misiles Tomahawk realizado el pasado 8 de abril por los destructores USS Ross y USS Porter, con base en Rota (Cádiz), contra la base siria de Shayrat, en represalia por el ataque químico de Idlib (Siria) cuatro días antes, que usó como excusa el gobierno norteamericano para el bombardeo.

A tenor de esta información, no fue una protesta formal, pero la ministra de Defensa sí trasladó a su homólogo estadounidense el malestar español por la falta de información previa sobre el ataque, según fuentes gubernamentales. La conversación se produjo el pasado lunes, cuando Mattis telefoneó a Cospedal en respuesta a una llamada suya. Ambos se conocen personalmente, ya que el secretario de Defensa recibió a su homóloga española el pasado 23 de marzo en el Pentágono.

El Gobierno español considera que el vigente convenio defensivo bilateral, de 1988, no obligaba a Washington a pedir autorización previa para emplear en el ataque contra Siria a los destructores basados en Rota (Cádiz), al contrario de lo que sucedería si se tratara de aviones que despegaran en misión de ataque desde la base de Morón de la Frontera (Sevilla). El argumento para obviar esta autorización es que cuando el USS Porter y el USS Ross zarparon de la base gaditana aún no se había producido el ataque con armas químicas ni se había decidido la acción de represalia.

Pese a ello, fuentes gubernamentales alegan que, al estar basados en su territorio los buques que participaron en el ataque, sí existía una “obligación política, aunque no legal”, de informar a España, ya que lo contrario dejaba en una situación políticamente comprometida a un Gobierno aliado, que respaldó a posteriori la acción unilateral estadounidense a través de un comunicado. Ese fue el argumento que Cospedal trasladó a su interlocutor y que este “comprendió”, según las fuentes consultadas.

Mattis solo telefoneó antes del ataque al régimen de Damasco al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, pero este no trasladó la información a los socios de la Alianza. El Gobierno español, al igual que la mayoría de los aliados, fue informado a través de una carta del embajador estadounidense en la OTAN, que le llegó cuando el bombardeo de la base aérea siria ya era de dominio público.

España no se habría visto tan directamente concernida si el Pentágono, al contrario que en otras ocasiones, no hubiera difundido la identidad de los dos destructores desde los que se lanzaron los 59 misiles Tomahawk. Incluso se difundió la llamada que hizo el presidente Donald Trump a los comandantes de los dos buques para felicitarles por la acción.

El USS Porter, que zarpó de Rota el 30 de noviembre, regresó a Rota el 12 de abril, mientras que el USS Ross aún patrulla por el Mediterráneo oriental. Ambos buques, al igual que sus gemelos el USS Donald Cook y el USS Carney, se desplegaron en la base gaditana al amparo del escudo antimisiles de la OTAN.

La llamada de Mattis a Cospedal la reveló el pasado miércoles en el Congreso el nuevo embajador en Washington y exministro de Defensa, Pedro Morenés. Un portavoz de Defensa confirmó a EL PAÍS la conversación, pero se limitó a señalar que había versado sobre “temas de actualidad”, sin comentar su contenido.

 

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